Lecciones de valentía en el bosque
pero con una advertencia muy importante: "-Caperucita, hija mía, no te desvíes del camino y no hables con extraños. Ve directo a casa de tu abuela y vuelve lo más rápido posible", le dijo su madre con tono preocupado.
Caperucita asintió con determinación y se puso en marcha llevando consigo la cesta llena de delicias para su querida abuela.
Mientras caminaba por el bosque, disfrutaba del canto de los pájaros y el suave murmullo del arroyo que cruzaba su sendero. De repente, entre los árboles, apareció un lobo astuto y hambriento.
Se acercó sigilosamente a Caperucita y le preguntó amablemente: "-¿A dónde vas tan deprisa, Caperucita roja?" Caperucita recordó las palabras de su madre y respondió con cautela: "-Voy a llevarle comida a mi abuela, que está enferma. No tengo tiempo que perder, así que debo seguir mi camino.
"El lobo sonrió maliciosamente y pensó en un plan para llegar primero a la casa de la abuela. Con astucia, le dio indicaciones falsas a Caperucita para llegar más rápido mientras él tomaba un atajo mucho más corto.
Mientras tanto, en la cabaña de la abuelita, esta se encontraba tejiendo junto al fuego cuando escuchó unos golpes en la puerta. Al abrir, se sorprendió al ver al lobo disfrazado de Caperucita roja parado frente a ella. "-¡Oh! ¿Qué ojos tan grandes tienes!" exclamó la abuelita desconcertada.
El lobo intentó imitar la voz dulce de Caperucita mientras decía: "-¡Es para verte mejor!"La astuta abuelita sospechó algo raro pero decidió jugar el juego del lobo. Le ofreció un poco de té caliente mientras esperaban la llegada real de Caperucita.
Mientras tanto, en el verdadero camino hacia la casa de su abuela, Caperucita comenzó a darse cuenta de las artimañas del lobo. Decidió tomar un atajo también para llegar antes y asegurarse de que todo estuviera bien.
Al llegar a la casa, tocó suavemente la puerta y escuchó una voz conocida decir: "-Entra querida. " Al abrir la puerta vio al lobo tratando torpemente de esconderse bajo las mantas.
Sin temor alguno, Caperucita gritó: "-¡Abuelita! ¡Lobo farsante!" Y con ayuda de unos leños cercanos logró ahuyentar al intruso antes de que pudiera hacer daño. La valiente joven rescató a su abuelita e juntas compartieron una tarde maravillosa sin dejar nunca más entrar lobos disfrazados en sus vidas.
Desde ese día en adelante aprendieron juntas sobre los peligros que acechan en el bosque pero también sobre cómo trabajar en equipo para superar cualquier adversidad.
FIN.