Lecciones en el Desierto


Había una vez un piloto llamado Martín, que volaba su avión por el desierto cuando de repente tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia.

El avión se averió y Martín se encontró varado en medio de la inmensidad del desierto sin saber qué hacer. Martín caminó desorientado bajo el sol ardiente del desierto, con la esperanza de encontrar ayuda pronto. Sin embargo, después de horas caminando, no había ni rastro de civilización a la vista.

Exhausto y desanimado, decidió sentarse a descansar debajo de un árbol. Fue entonces cuando escuchó una vocecita dulce que lo sacó de sus pensamientos.

Era un niño pequeño con cabellos dorados y ojos curiosos que lo observaba desde unos metros más allá. - ¡Hola! -dijo el niño con entusiasmo. - ¡Hola! ¿Quién eres tú? -preguntó Martín sorprendido por la aparición repentina del niño. - Soy El Principito, vengo de otro planeta -respondió el niño con una sonrisa.

- ¡Wow! ¡Qué sorpresa! Yo soy Martín, un piloto que quedó varado en este desierto. El Principito se acercó a Martín y juntos comenzaron a conversar.

El niño le contó historias sobre su planeta y las aventuras que vivía cada día cuidando su pequeña rosa. Martín quedó fascinado con las palabras del Principito y admiraba su sabiduría a pesar de ser tan joven. - ¿Cómo puedo salir de aquí? Estoy perdido en este inmenso desierto -preguntó Martín preocupado.

- Debes seguir tu corazón y confiar en ti mismo. A veces lo esencial es invisible a los ojos -respondió el Principito con calma.

Motivado por las palabras del Principito, Martín decidió no rendirse e intentar arreglar su avión para poder volver a casa. Con la ayuda del Principito, quien demostraba tener habilidades increíbles para reparar cosas, lograron poner en marcha el avión después de varios días de trabajo arduo bajo el sol abrasador. Finalmente, llegó el momento de despedirse.

El Principito abrazó a Martín y le susurró al oído:- Nunca olvides que lo más importante es invisible a los ojos; solo se ve bien con el corazón. Martín asintió emocionado y prometió recordar siempre las enseñanzas del pequeño Príncipe.

Con un último adiós, levantaron vuelo juntos hacia nuevos horizontes llenos de aprendizajes y amistad verdadera.

Desde ese día, Martín supo que nunca más se sentiría solo en sus travesías por el mundo, pues llevaba consigo la sabiduría y la magia del encuentro con El Principito en medio del desierto infinito. Y así continuaron volando juntos hacia nuevos destinos desconocidos pero llenos de posibilidades infinitas.

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