Lecciones en el jardín de niños
Había una vez un niño llamado Gustavo que vivía en un pequeño pueblo. Gustavo era muy travieso y siempre se metía en problemas. Sus padres estaban preocupados porque no sabían cómo enseñarle los valores correctos.
Un día, los padres de Gustavo decidieron inscribirlo en el jardín de niños del pueblo. Esperaban que allí pudiera aprender a comportarse mejor y entender la importancia de los valores.
Al principio, Gustavo no estaba muy emocionado con la idea de ir al jardín de niños. Pensaba que sería aburrido y preferiría jugar todo el día. Pero cuando llegó al jardín de niños y conoció a sus nuevos amigos, todo cambió.
Gustavo conoció a Mateo, un niño muy amable que siempre ayudaba a los demás sin esperar nada a cambio. También conoció a Sofía, una niña valiente que nunca tenía miedo de enfrentar nuevos desafíos.
Poco a poco, Gustavo empezó a darse cuenta de lo importante que eran esos valores en la vida diaria. Empezó a ver cómo Mateo ayudaba a otros niños cuando se caían o perdían algo, y cómo Sofía animaba a todos para superar sus miedos.
Un día, durante el recreo, Gustavo vio cómo uno de sus compañeros estaba triste porque había perdido su juguete favorito.
Sin pensarlo dos veces, recordando lo que aprendió en el jardín de niños sobre la amabilidad y el apoyo hacia los demás, se acercó al niño triste y le ofreció su juguete para consolarlo. El niño sonrió y le dijo: "¡Gracias, Gustavo! Eres muy amable". Desde ese día, Gustavo decidió que siempre sería amable y ayudaría a los demás sin esperar nada a cambio.
Pero la historia no termina ahí. Un día, mientras jugaban en el patio del jardín de niños, un grupo de niños más grandes empezó a molestar a Mateo y Sofía. Los empujaron y les quitaron sus juguetes.
Gustavo estaba asustado, pero recordó lo valiente que era Sofía y decidió enfrentarse al grupo de niños mayores. Se le acercó con confianza y les dijo: "Dejen de molestar a mis amigos. No es justo".
Los niños mayores se sorprendieron por la valentía de Gustavo y decidieron dejar de molestar a Mateo y Sofía. A partir de ese momento, todos los niños del jardín de niños se hicieron amigos inseparables.
Gustavo aprendió una gran lección en el jardín de niños: que los valores como la amabilidad, la valentía y el apoyo hacia los demás son fundamentales para tener una vida feliz. Desde aquel día, Gustavo se convirtió en un niño ejemplar que siempre trataba bien a los demás.
Y sus padres estaban muy orgullosos de él porque había aprendido los valores más importantes gracias al jardín de niños.
Y así fue como el pequeño Gustavo encontró su camino hacia una vida llena de amor, respeto y amistad gracias a las enseñanzas del jardín de niños. Fin
FIN.