Lecciones felinas


Había una vez dos gatos muy traviesos que vivían en una casa. Uno era negro como la noche y el otro tenía un pelaje de color natural con ojos claros como el cielo.

A estos gatitos les encantaba hacer muchas travesuras juntos, pero lo que más disfrutaban era comer nuestra comida. Un día, mientras sus dueños estaban fuera de casa, los gatos decidieron entrar a la cocina para prepararse su propio festín.

El gato negro encontró un paquete de salchichas y comenzó a devorarlas sin siquiera masticarlas bien. Mientras tanto, el otro gato se subió a la mesa y empezó a lamer la mantequilla del plato.

De repente, escucharon unos pasos acercándose a la puerta principal y rápidamente corrieron hacia su cama para aparentar inocencia. Cuando sus dueños entraron en la casa, se dieron cuenta inmediatamente de que algo no estaba bien. La cocina estaba desordenada y había comida por todas partes.

"¿Qué ha pasado aquí?", preguntó uno de los dueños. Los dos gatos permanecieron callados, sabían que habían hecho algo malo pero no querían ser castigados. "No podemos tener esto", dijo el otro dueño con decepción en su voz.

Los días siguientes fueron difíciles para los dos amigos felinos ya que sus dueños estaban muy molestos con ellos. Los ignoraban e incluso dejaron de darles comida especial para ellos.

Los gatos se sentían tristes y arrepentidos por lo que habían hecho. Una mañana, mientras paseaban por el jardín trasero, vieron una mariposa herida en el suelo.

El gato negro se acercó y comenzó a lamer la herida con mucho cuidado, mientras que el otro gato se quedaba vigilando para asegurarse de que nadie los interrumpiera. —"Mira" , dijo el gato negro, "la mariposa está mejorando". "¡Eso es increíble!", respondió el otro gato impresionado. A partir de ese momento, los dos amigos decidieron hacer cosas buenas todos los días.

Ayudaron a sus dueños en la casa y trataron de ser lo más amables posible con otros animales y personas. Con el tiempo, sus dueños notaron un cambio positivo en ellos y decidieron perdonarlos por su mala conducta pasada.

Los dos gatos aprendieron una valiosa lección: hacer cosas malas puede tener consecuencias negativas pero siempre hay oportunidades para cambiar nuestras acciones y hacer algo bueno por los demás.

Y así vivieron felices para siempre haciendo muchas travesuras pero siempre tratando de ser buenos amigos y compañeros.

Dirección del Cuentito copiada!