Lechuza Luna y Lechuza Sol


Había una vez en el bosque una lechuza llamada Luna que siempre estaba triste. Pasaba sus días sola en su rama y no quería jugar con las demás lechuzas del bosque.

Un día, mientras volaba por el cielo nocturno, se encontró con otra lechuza llamada Sol que era muy alegre y feliz. - Hola Luna, ¿por qué estás tan triste? - preguntó Sol.

- No lo sé, simplemente me siento sola y triste todo el tiempo - respondió Luna con voz apagada. - No te preocupes, yo puedo ayudarte a cambiar eso. Vamos a jugar juntas y te aseguro que pronto estarás sonriendo de nuevo - dijo Sol con entusiasmo.

Luna aceptó la invitación de Sol y empezaron a jugar juntas cada noche. Jugaban al escondite entre los árboles, compartían historias divertidas sobre sus aventuras en el bosque y cantaban canciones bajo la luz de la luna.

Poco a poco Luna comenzó a sentirse más feliz gracias a la amistad de Sol. Un día mientras jugaban cerca del río, escucharon un fuerte chillido proveniente del agua.

Se acercaron para ver qué pasaba y descubrieron que un pequeño ratón había caído al agua y no podía salir por si solo. - Debemos ayudarlo! - exclamó Sol sin dudarlo un segundo. Juntas trabajaron para construir una rampa improvisada para que el ratón pudiera subir hasta la orilla.

Finalmente lograron rescatar al ratón exhausto pero vivo gracias al trabajo en equipo entre ellas dos. Desde ese día Luna aprendió lo importante que era tener amigos y compartir momentos con ellos.

Aprendió que la amistad no solo te hace feliz, sino que también te da la oportunidad de hacer el bien por los demás. Luna y Sol siguieron siendo grandes amigas y juntas hicieron muchas aventuras en el bosque, siempre ayudando a los animales necesitados.

Y así, gracias a su nueva amiga Sol, Luna aprendió una valiosa lección sobre la importancia de la amistad y cómo ésta puede cambiar tu vida para mejor.

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