Leda y la alimentación saludable

Había una vez una niña llamada A Leda, a quien no le gustaba mucho la comida que preparaba su mamá.

Siempre prefería comer dulces y golosinas en lugar de las deliciosas verduras y carnes que su mamá cocinaba con tanto amor. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, A Leda se sintió muy cansada y débil. No tenía energía para seguir jugando y se sentó en un banco a descansar.

Fue entonces cuando recordó lo mucho que había comido dulces esa semana y se dio cuenta de que no estaba cuidando bien su cuerpo.

Decidió hablar con su mamá sobre cómo podía mejorar su alimentación y juntas buscaron recetas saludables que fueran del agrado de A Leda. Comenzaron a cocinar juntas verduras al horno con queso gratinado, ensaladas frescas con pollo grillé, frutas variadas cortadas en cubos e incluso hicieron unas galletitas caseras sin azúcar añadida.

A medida que pasaban los días, A Leda comenzó a sentirse más fuerte y activa gracias a la nueva dieta equilibrada que estaba llevando. Además, notó cómo mejoraba su estado de ánimo al hacer elecciones más saludables para su cuerpo.

Un día, mientras paseaba por el parque nuevamente con sus amigos, uno de ellos le ofreció un caramelo. Pero esta vez, A Leda decidió decir "no gracias".

En cambio, sacó de su mochila una bolsita llena de frutas secas mezcladas como almendras tostadas sin sal o ciruelas deshidratadas sin azúcar agregada. Sus amigos se sorprendieron y le preguntaron por qué no quería el caramelo, a lo que ella respondió con una sonrisa: "Prefiero cuidar mi cuerpo comiendo cosas que me hagan sentir bien".

Desde ese día en adelante, A Leda se convirtió en un gran ejemplo para sus amigos y familiares al elegir opciones de alimentos saludables.

Se dio cuenta de que comer bien no solo la hacía sentir mejor físicamente, sino también emocionalmente. Y así, A Leda aprendió la importancia de cuidar su cuerpo y mente a través de una alimentación equilibrada. Y nunca más volvió a subestimar el poder de una buena comida nutritiva.