Leo y el misterio del jardín de infantes



Leo era un niño curioso y lleno de energía, pero cuando llegó el momento de empezar el jardín de infantes, no quería separarse de su mamá.

- Mamá, no quiero ir al jardín, ¡prefiero quedarme en casa contigo! - dijo con los ojos llenos de lágrimas. Su mamá lo abrazó y le dijo con ternura: - Leo, el jardín de infantes es un lugar lleno de aventuras y nuevos amigos. Estoy segura de que te va a encantar.

Aunque Leo no estaba convencido, su mamá lo llevó de todas formas. Al principio, Leo se aferraba a la pierna de su mamá y no quería soltarse, pero la maestra con una sonrisa cariñosa lo invitó a participar en una divertida actividad.

Poco a poco, Leo comenzó a sentirse más cómodo y se fue entusiasmando con las actividades del jardín. Descubrió el placer de pintar, jugar en el patio con sus nuevos amigos y escuchar cuentos emocionantes.

Un día, la maestra propuso un juego de detectives para encontrar un tesoro escondido en el jardín. Leo, emocionado por la aventura, se unió al grupo de busqueda y, para su sorpresa, encontraron un cofre lleno de juguetes.

Desde ese día, Leo esperaba con ansias ir al jardín de infantes para seguir descubriendo tesoros escondidos y viviendo nuevas aventuras junto a sus amigos.

Al final del día, siempre volvía a casa lleno de historias emocionantes para contarle a su mamá, quien lo escuchaba con una sonrisa orgullosa. Leo aprendió que el jardín de infantes no era un lugar de miedo, sino un espacio lleno de sorpresas y diversión. Y así, Leo descubrió que aventuras maravillosas lo esperaban donde menos se lo esperaba.

FIN.

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