Leo y la fuerza del trabajo en equipo
Había una vez un león llamado Leo que vivía en la selva.
A diferencia de los otros leones, a Leo no le gustaba cazar y ser el rey de la selva, prefería pasar su tiempo jugando con los demás animales. Un día, mientras Leo estaba jugando al escondite con sus amigos el mono y la jirafa, escucharon un ruido extraño proveniente del río.
Se acercaron para ver qué ocurría y se encontraron con una tortuga atrapada entre las ramas de un árbol caído. Leo rápidamente corrió hacia ella y usando su fuerza logró liberarla. La tortuga estaba muy agradecida y le dijo: "Gracias, Leo. Eres realmente valiente".
A partir de ese día, todos los animales de la selva comenzaron a admirar a Leo por su gran corazón y valentía. Los pájaros lo seguían volando por encima, las cebras corrían junto a él e incluso los elefantes lo invitaban a jugar.
Un día, cuando Leo estaba descansando bajo un árbol después de jugar todo el día, apareció una manada de hienas lideradas por Malvina. Malvina era conocida por ser cruel y dominante en la selva.
"¡Miren quién tenemos aquí! El débil Leito", burló Malvina mientras las hienas se reían maliciosamente. Leo se levantó sin miedo y respondió: "No soy débil como crees, Malvina. Puedo ser fuerte sin tener que lastimar a otros".
Malvina gruñó furiosa y desafió a Leo a una competencia para demostrar quién era el más fuerte de la selva. El desafío consistía en ver quién podía levantar una roca gigante. Todos los animales se reunieron alrededor para presenciar la competencia.
Malvina fue la primera en intentarlo y luchó con todas sus fuerzas, pero no pudo mover ni un centímetro la roca. Llegó el turno de Leo y, en lugar de usar toda su fuerza, decidió pedir ayuda a los demás animales.
Los elefantes empujaron desde un lado, las cebras tiraron desde otro y los pájaros volaron por encima para dar apoyo. Con la ayuda de todos, Leo logró levantar la roca y todos los animales celebraron su victoria.
Malvina quedó asombrada ante el poder de la unidad y decidió cambiar su actitud. Desde ese día, Leo se convirtió en el líder de la selva no por ser el más fuerte, sino por ser amable y saber trabajar en equipo.
Todos los animales aprendieron que no era necesario ser agresivo o dominante para ser respetado. Y así, Leo vivió felizmente rodeado de amigos que lo admiraban por su valentía y bondad.
La selva nunca fue igual gracias a él, donde todos aprendieron que juntos pueden lograr cosas maravillosas. Fin
FIN.