Leo y los gatos amigos



Había una vez un perro llamado Leo que vivía en una pequeña casa con su dueño, Lucas. Leo era un perro muy activo y curioso, siempre quería explorar y conocer nuevos lugares.

Un día, Lucas le dijo a Leo: "Leo, tengo que viajar por trabajo durante unos días y no puedo llevarte conmigo. Pero no te preocupes, te dejaré al cuidado de mis amigos los gatos".

Leo se emocionó mucho al escuchar esto ya que nunca había convivido con gatos antes. Al día siguiente, Lucas lo dejó en la casa de sus amigos los gatos y se fue de viaje.

Al principio todo parecía normal para Leo, pero después de unos días empezó a extrañar a su dueño y quería volver a casa. Los gatos intentaron consolarlo diciendo: "No te preocupes Leo, aquí estamos nosotros para jugar contigo". Pero nada parecía funcionar para animarlo.

Hasta que un día mientras jugaban en el jardín, un auto se detuvo frente a la casa de los gatos. De él salió una niña acompañada por su madre. La niña se acercó a Leo y le preguntó: "¿Es tu primer día aquí?".

A lo que Leo respondió emocionado moviendo su cola: "Sí". La niña sonrió y le dijo: "No te preocupes amigo, yo también me sentí así cuando llegué por primera vez al colegio nuevo".

Y continuó diciéndole historias sobre cómo ella había superado el miedo al cambio gracias al apoyo de sus amigos. Leo se sintió identificado con las palabras de la niña e inmediatamente comenzaron a jugar juntos en el jardín. Los gatos se unieron a ellos y juntos crearon una gran amistad.

Los días pasaron volando y cuando Lucas regresó de su viaje, encontró a Leo muy feliz junto a sus nuevos amigos.

Leo le contó todo lo que había vivido y cómo la niña lo había ayudado a superar su miedo al cambio. Lucas se emocionó mucho al escuchar esto y le prometió llevarlo más seguido a jugar con sus amigos los gatos.

A partir de ese día, Leo aprendió que aunque los cambios pueden ser difíciles al principio, siempre hay alguien que puede ayudarte a superarlos. Y así, Leo auto perro viaje gato, descubrió que la amistad no tiene límites y que siempre hay alguien dispuesto a tenderte una pata cuando necesitas ayuda.

FIN.

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