Leonel y la Ardilla Amigable


Era una vez un niño llamado Leonel, que siempre estaba enojado y gritaba mucho. Era muy animal y siempre tenía hambre, lo que lo hacía aún más irritable.

Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una ardilla muy amigable. La ardilla le preguntó:- ¿Por qué estás tan enojado? Leonel respondió con su típico grito:- ¡Porque tengo hambre! Siempre tengo hambre y nunca encuentro nada para comer.

La ardilla le sugirió que buscaran juntos algo de comida en el bosque. Así comenzaron a caminar por el bosque buscando frutas y nueces. Mientras buscaban, la ardilla le contaba historias divertidas sobre sus aventuras en el bosque.

De repente, se encontraron con un árbol enorme lleno de manzanas deliciosas. Leonel corrió hacia el árbol para agarrar las manzanas pero no podía alcanzarlas porque estaban muy altas.

La ardilla dijo:- No te preocupes, yo te ayudaré a alcanzarlas si me prometes no volver a gritar ni estar enojado todo el tiempo. Leonel aceptó la propuesta de la ardilla y juntos trabajaron para recolectar todas las manzanas del árbol.

Después de haber comido varias manzanas cada uno, Leonel sintió cómo su cuerpo empezaba a cambiar: ya no estaba tan hambriento como antes y su temperamento había mejorado significativamente. A partir de ese día, Leonel aprendió a ser más amable con los demás animales del bosque gracias a la ayuda de la simpática ardilla.

Se dio cuenta de que no necesitaba estar enojado y gritar todo el tiempo para conseguir lo que quería. Aprendió a ser más considerado con los demás y a disfrutar de las pequeñas cosas simples de la vida.

Desde entonces, Leonel se convirtió en un niño feliz y amable, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Y la ardilla se convirtió en su mejor amiga, enseñándole lecciones importantes sobre la vida todos los días.

Y así fue como Leonel humano enojón animal hambriento gritón se transformó en un niño dulce y cariñoso gracias al amor y apoyo de sus amigos del bosque.

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