Leopoldo, el león salvador de la selva



Había una vez en la selva africana un león llamado Leopoldo. Leopoldo era conocido por ser el rey de la selva, pero también por ser muy perezoso.

Pasaba la mayor parte del día durmiendo bajo la sombra de un árbol, mientras los demás animales se ocupaban de cazar y buscar comida.

Un día, mientras Leopoldo dormía plácidamente, un grupo de cazadores furtivos entró en la selva con intenciones de capturar a los animales para venderlos en el mercado negro. Los animales de la selva, al enterarse de esto, se pusieron nerviosos y comenzaron a buscar una solución para detener a los cazadores. -¡Debemos despertar a Leopoldo! -exclamó Raúl, el elefante más sabio de la selva-.

Él es el único que puede ayudarnos a enfrentar a los cazadores. Los demás animales asintieron y se acercaron sigilosamente al lugar donde Leopoldo dormía. Intentaron despertarlo con suaves rugidos y trompeteos, pero el león seguía profundamente dormido.

Finalmente, Marta, una pequeña zorra muy astuta, tuvo una idea brillante. Se acercó al oído de Leopoldo y le susurró:-Leopoldo, despierta. La selva te necesita.

El león movió ligeramente sus orejas al escuchar la voz de Marta y lentamente abrió sus ojos. -¿Qué sucede? -preguntó adormilado. -Muchos cazadores han entrado en la selva y necesitamos tu ayuda para detenerlos -explicó Marta con urgencia. Leopoldo se puso de pie lentamente y miró seriamente a los demás animales reunidos frente a él.

-Está bien, lideraré esta misión para proteger nuestra casa -dijo con determinación. Los animales siguieron a Leopoldo mientras avanzaban sigilosamente hacia donde estaban los cazadores.

Con astucia y valentía, lograron confundirlos y hacer que huyeran espantados sin causar daño alguno a los habitantes de la selva. Una vez que todo volvió a estar en calma, los animales celebraron junto a Leopoldo su valentía y liderazgo.

A partir de ese día, el león ya no pasaba tanto tiempo durmiendo; había descubierto lo bueno que se sentía ayudando a los demás y protegiendo su hogar. Desde entonces, Leopoldo se convirtió en un verdadero héroe para todos los habitantes de la selva africana.

Y aunque seguía disfrutando sus siestas bajo la sombra del árbol, nunca más dudaron de su coraje ni compromiso con su comunidad. Y colorín colorado este cuento ha terminado ¡Así que niños recuerden siempre estar listos para ayudar cuando alguien lo necesite!

FIN.

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