Lexa, la valentía triunfante


En un soleado día de primavera, Lexa se encontraba en su clase de gimnasia junto a niñas mayores que ella. A pesar de ser la más pequeña, Lexa siempre se destacaba por su destreza y habilidad para los ejercicios.

Le encantaba saltar, bailar y desafiar su cuerpo en cada movimiento. Esa tarde, la profesora propuso practicar la parada de manos.

Todas las niñas comenzaron a intentarlo con entusiasmo, pero cuando llegó el turno de Lexa, sintió un nudo en el estómago. Miró hacia arriba, donde veía a las niñas más grandes hacerlo con tanta facilidad y gracia. "¡Vamos Lexa! Tú también puedes hacerlo", alentó la profesora.

Lexa respiró hondo e intentó levantar sus piernas hacia arriba, pero el miedo se apoderó de ella y no lograba mantener el equilibrio. "No puedo", murmuró con tristeza. Las demás niñas seguían practicando mientras Lexa se sentaba desanimada en un rincón.

La profesora se acercó a ella con una sonrisa cálida y le dijo:"Lexa, sé que puedes hacerlo. Solo necesitas confiar en ti misma y creer que eres capaz". Lexa levantó la mirada y vio la determinación reflejada en los ojos de su maestra.

Decidió darle una oportunidad más. Respiró profundamente una vez más, bloqueando todos sus pensamientos negativos. Se concentró en el momento presente y recordó todas las veces que había superado sus miedos anteriormente. Con valentía, Lexa volvió a intentarlo.

Esta vez, visualizándose a sí misma logrando la parada de manos con éxito. Poco a poco fue elevando sus piernas hasta sentirse firme y segura invertida sobre sus manos. Todos los presentes estallaron en aplausos al verla lograrlo.

Incluso las niñas mayores admiraban la determinación de Lexa para enfrentar su miedo y superarlo con valentía. Desde ese día, Lexa entendió que los miedos solo son obstáculos temporales que pueden superarse con esfuerzo y confianza en uno mismo.

Aprendió que no importa cuán grande sea el desafío; si crees en ti mismo, puedes alcanzar cualquier meta que te propongas.

Y así, entre risas y abrazos llenos de orgullo, Lexa continuó disfrutando de cada clase de gimnasia como una campeona valiente que nunca dejaba que el miedo le impidiera alcanzar nuevas alturas.

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