Líder del amor y la aceptación
Había una vez un cuervo blanco llamado Katú. Desde que era pequeño, siempre se sintió diferente de los demás cuervos. Mientras ellos eran negros como la noche, él se destacaba con su plumaje blanco y brillante.
Katú vivía solo en el ñu y no entendía cuál era su propósito en la vida. Un día, mientras volaba sin rumbo fijo, Katú se encontró con un niño indígena Mbya Guarani llamado Tupa.
Tupa estaba sorprendido al ver a un cuervo tan especial como Katú y decidió acercarse a él. "¡Hola! ¿Quién eres tú?"- preguntó Tupa emocionado. Katú bajó hasta posarse en una rama cercana y respondió con timidez: "Soy Katú, un cuervo blanco.
Siempre he sido diferente de los demás". Tupa sonrió amablemente y le dijo: "No te preocupes por ser diferente, eso es lo que te hace especial. Ven conmigo, tengo algo que mostrarte".
Curioso por saber qué podría ser, Katú siguió a Tupa mientras volaban juntos hacia las tierras sagradas de los Mbya Guarani. Llegaron a un hermoso cerro rodeado de árboles frondosos y allí se encontraba una gran colonia de cuervos blancos.
"Bienvenido a YRYBU KUA, el lugar donde reinan los cuervos blancos", anunció Tupa emocionado. Al ver tantos cuervos blancos reunidos en ese lugar mágico, Katú sintió una sensación de pertenencia que nunca había experimentado antes.
Los cuervos blancos lo recibieron con alegría y entusiasmo, reconociéndolo como el rey de su comunidad. Katú estaba emocionado y agradecido por haber encontrado su propósito en la vida. A partir de ese día, se convirtió en un líder sabio y amable para todos los cuervos blancos de YRYBU KUA.
Bajo su reinado, Katú enseñó a los cuervos blancos la importancia de ser uno mismo y aceptar las diferencias de los demás.
Les mostró que cada uno de ellos tenía habilidades únicas que podían utilizar para ayudarse mutuamente y hacer del mundo un lugar mejor. Junto a Tupa, Katú también aprendió sobre la cultura Mbya Guarani y cómo vivir en armonía con la naturaleza. Descubrió el valor de cuidar el ñu y respetar todas las criaturas que habitaban en él.
Con el tiempo, Katú se dio cuenta de que su propósito no solo era ser el rey de YRYBU KUA, sino también difundir un mensaje de amor, aceptación y respeto hacia todas las formas de vida.
Y así fue como Katú encontró su lugar en el mundo y dejó una huella positiva tanto entre los cuervos blancos como entre los humanos.
Su historia inspiradora nos enseña que todos tenemos algo especial dentro nuestro, solo necesitamos descubrirlo y compartirlo con los demás.
FIN.