Lila Cocodrila y su Aventura en el Río Ganges



Era un día soleado y Lila Cocodrila estaba más emocionada que nunca. Finalmente, había llegado el momento de nadar en el río Ganges por primera vez. Con su cola al aire y una enorme sonrisa en su rostro, Lila se deslizó hacia el agua.

- ¡¡Yuhuuuu! ! ¡¡Miren qué divertido! ! - gritó mientras chapoteaba con alegría.

Lila se pasaba el rato dando vueltas, haciendo piruetas y disfrutando de cada instante. Pero al jugar, no se dio cuenta de que su familia se había alejado un poco, siguiendo la corriente del río en busca de un lugar tranquilo.

Cuando Lila se detuvo a descansar, levantó la cabeza y vio que no estaban.

- ¿Mamá? ¿Papá? - llamó, pero el único sonido que escuchó fue el murmullo del agua. Comenzó a sentirse un poco intranquila, pero su curiosidad era más fuerte.

- ¡No me voy a preocupar! - se dijo a sí misma. - Tal vez solo están más adelante.

Así que Lila decidió nadar río abajo. En su camino, conoció a una gran tortuga llamada Toma.

- Hola, pequeña cocodrila. ¿Qué haces sola? - preguntó Toma.

- Estoy buscando a mi familia. Estaba tan emocionada de nadar que me perdí de vista. - explicó Lila.

- No te preocupes. Puedo ayudarte. Siempre que nades en línea recta, no te desviarás. - dijo Toma.

Juntas empezaron a nadar. En el camino, vieron un grupo de peces colores. Lila, fascinada, se acercó a ellos.

- ¡Hola! , ¡qué hermosos son! - exclamó.

- ¡Gracias! - dijeron los peces al unísono. - Nos encanta jugar en el agua. ¿Quieres acompañarnos?

- Me encantaría, pero debo encontrar a mi familia primero. - contestó Lila.

- Está bien, pero cuando termines, ven a jugar - dijo uno de los peces, dejando un rastro de burbujas en el agua.

Lila siguió nadando, sintiendo que el tiempo pasaba rápido. Pronto se encontró con un pato llamado Pedro, que descansaba en una pequeña orilla.

- ¡Hola! - saludó Lila. - Estoy buscando a mi familia. ¿No los has visto?

- No, pero puedo ayudarte a buscarlos. ¿Cómo lucen? - preguntó Pedro.

- Mi mamá es verde y mi papá tiene unas manchas especiales en su piel. - explicó Lila.

- Sé dónde pueden estar. ¡Sigue nadando hacia esa corriente! - dijo Pedro mientras agitaba sus alas hacia el horizonte.

Con un nuevo rumbo, Lila se despidió de Pedro y continuó su búsqueda. Sin embargo, al poco tiempo, empezó a sentirse cansada y un poco asustada.

- Quizás debería volver hacia donde comencé. - pensó, pero justo en ese momento, escuchó un sonido familiar.

- ¡Lila! - era la voz de su mamá.

- ¡Mamá! - gritó contenta.

Siguió la voz y, para su sorpresa, encontró a su familia justo en una pequeña orilla.

- Te estábamos buscando, Lila. - dijo su papá, aliviado. - ¿Te divertiste?

- Sí, conocí a muchas criaturas maravillosas y aprendí que siempre hay que prestar atención. - reflexionó Lila.

- Es importante divertirse, pero no perder de vista a los seres queridos. - explicó su mamá.

Desde ese día, Lila Cocodrila no solo disfrutó del río Ganges con su familia, sino que también se convirtió en una exploradora aventurera, ahora acompañada de su tortuga amiga Toma y el pato Pedro. Cada vez que salía, recordaba la importancia de permanecer juntos y disfrutar de cada momento.

- ¡A la próxima aventura! - exclamó Lila, lista para nadar de nuevo con su familia a su lado.

FIN.

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