Lila y el Miedo a la Oscuridad



Había una vez una niña llamada Lila que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Lila tenía un gran miedo a la oscuridad. Todas las noches, cuando el sol se ocultaba y las estrellas empezaban a brillar en el cielo, Lila se escondía bajo las sábanas de su cama, con su osito de peluche apretado en sus brazos.

Una noche, mientras su mamá le leía un cuento, Lila dijo:"Mamá, tengo miedo de que los monstruos salgan de la oscuridad".

Su mamá, acariciando su cabello, respondió:"No hay monstruos, Lila. Solo es un lugar donde las cosas se esconden para descansar. Te contaré un secreto: la oscuridad puede ser un lugar mágico si aprendés a verla de esa manera".

A la mañana siguiente, Lila decidió que quería descubrir qué había en la oscuridad. En la escuela, habló con su mejor amiga, Sofía, y le contó su plan.

"Sofía, quiero enfrentar mi miedo a la oscuridad. ¿Me ayudarías?"

Sofía, que era valiente y le encantaba la aventura, sonrió y dijo:"¡Claro que sí! Ganaremos una linterna mágica".

Los días pasaron y, finalmente, llegó el fin de semana. Lila y Sofía estaban listas para su aventura. Con una linterna brillante en mano, se adentraron al jardín de la abuela de Lila, justo cuando la noche empezaba a caer.

Una vez en el jardín, Lila temblaba un poco, pero tomó aire y recordó las palabras de su mamá. Juntas, comenzaron a iluminar los árboles, las flores y los pequeños arbustos.

"Mirá!" exclamó Sofía, apuntando hacia un rincón del jardín."¿Viste eso? Algo se mueve! !". Lila se asustó un poco y dijo:"¿Qué será?".

Pero Sofía se acercó, iluminando con la linterna, y descubrieron que lo que se movía era un pequeño racimo de luciérnagas que danzaban en el aire. Lila sonrió y su miedo empezó a desvanecerse.

"¡Son hermosas!" dijo Lila. Ambas se sentaron en el suelo, observando cómo las luciérnagas brillaban en la oscuridad.

"¿Sabías que ellas son las luces de la noche?" preguntó Sofía orgullosamente. Lila asintió, sintiéndose un poco más valiente. Sin embargo, de repente, un viento fuerte sopló, haciendo que se escucharan extraños ruidos entre las hojas.

"¿Qué fue eso?" preguntó Lila asustada, y Sofía la abrazó."No hay que tener miedo, Lila. Vamos a mirar juntas".

Las dos amigas se acercaron con la linterna, y descubrieron que solo era un pequeño gato negro que escapaba de los arbustos. Rieron y Lila se sintió aún más valiente.

Luego, al mirar hacia arriba se dieron cuenta de que las estrellas brillaban con fuerza en el cielo.

"¿Ves? La oscuridad no es solo miedo, es belleza también" dijo Sofía, señalando las estrellas.

"¡Tienes razón!" contestó Lila, maravillada.

Al final de la noche, cuando regresaron a casa, Lila ya no sentía miedo de la oscuridad.

"Gracias, Sofía. Esta noche fue mágica!".

Sofía sonrió y dijo:"Siempre que estés conmigo, la oscuridad será una aventura".

Desde entonces, Lila aprendió a ver la oscuridad como un lugar lleno de misterio y belleza. Ya no se escondía bajo las sábanas, y cada noche, se emocionaba al salir a descubrir las maravillas que la oscuridad podía ofrecer.

Cuando llegaba la noche, ella siempre recordaba: "La oscuridad también es una amiga". Y así, Lila dejó atrás su miedo, convirtiéndolo en una historia llena de luces y nuevos amigos. Y así, cada vez que veía la oscuridad, sabía que era solo el comienzo de una nueva aventura.

FIN.

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