Lila y el Monstruo Amigo
Había una vez, en un hermoso bosque rodeado de altos árboles y cantos de aves, vivían los duendes. Estos pequeños seres mágicos eran guardianes del bosque y se encargaban de cuidar a todos sus habitantes.
Un día, una densa niebla cubrió el bosque, impidiendo que la luz del sol llegara hasta el suelo. Los duendes se preocuparon mucho porque sabían que las plantas y animales necesitaban la luz para sobrevivir.
Entre ellos estaba Lila, una valiente duende que siempre buscaba soluciones a los problemas. Ella decidió aventurarse en medio de la niebla para encontrar una forma de disiparla. Mientras caminaba, escuchó un ruido extraño entre los árboles.
Se acercó con cautela y descubrió que era un ave herida. Sin dudarlo, Lila utilizó su magia para sanar al ave y le preguntó qué había pasado. El ave le contó que un monstruo gigante había aparecido en el bosque y comenzó a asustar a todos los animales.
La niebla era producto del miedo que este monstruo generaba. Lila decidió enfrentar al monstruo para proteger a su hogar y a sus amigos del bosque.
Siguiendo las indicaciones del ave, llegó hasta donde se encontraba el temible monstruo. - ¡Detente! - gritó valientemente Lila mientras se interponía entre él y el resto del bosque. - ¿Quién eres tú? - respondió el monstruo con voz profunda. - Soy Lila, una duende protectora de este bosque.
No permitiré que sigas asustando a todos los animales y cubriendo el bosque de niebla. El monstruo se quedó mirando a Lila sorprendido por su valentía y determinación. Nunca antes había conocido a alguien tan pequeño pero con tanto coraje.
- No te enfrentaré si logras hacerme reír - dijo el monstruo entre risas burlonas. - Está bien, acepto tu desafío - respondió Lila sin dudarlo.
Lila comenzó a contar chistes y hacer trucos de magia, mientras el monstruo intentaba contener la risa. Pero no pudo resistirse por mucho tiempo, Lila era tan graciosa que terminó soltando una carcajada. El monstruo se dio cuenta de lo divertido que podía ser reír en lugar de asustar a los demás.
Desde ese día, decidió cambiar su actitud y ayudar a los duendes en su labor de proteger el bosque. Con la ayuda del monstruo, Lila logró disipar la niebla del bosque y devolverle la luz al lugar.
Todos los habitantes estaban felices y agradecidos por haber recuperado su hogar lleno de vida.
Desde entonces, el bosque volvió a ser un lugar mágico donde reinaba la alegría y todos vivían en armonía gracias al valor y determinación de Lila, quien demostró que incluso los más pequeños pueden hacer grandes cosas cuando tienen un corazón valiente. Y así, los duendes siguieron cuidando del bosque junto al antiguo monstruo convertido en amigo.
Juntos trabajaron para mantenerlo seguro y lleno de vida, recordando siempre que la amistad y el valor son las mejores armas para enfrentar cualquier desafío.
FIN.