Lila y el Portal de Ciudad Arcoíris
Era una vez una niña llamada Lila, que vivía en la colorida Ciudad Arcoíris, un lugar donde cada calle era un arcoíris y cada día era una nueva aventura. Un día, mientras exploraba un bosque cercano, Lila encontró una extraña piedra brillante. Al tocarla, de repente, se abrió un portal deslumbrante. Lila, llena de curiosidad, decidió entrar.
Al otro lado del portal, Lila se encontró en un lugar mágico lleno de colores vibrantes, pero también lleno de desafíos. En su camino, conoció a Tito, un tambor encantado que podía hablar.
"Hola, Lila. Yo soy Tito. He estado esperando a alguien como vos, alguien que se atreva a enfrentar los desafíos de este lugar. ¿Te gustaría unirte a mí?"
"¡Claro! Me encantaría", respondió Lila con una sonrisa.
Juntos, se adentraron en el bosque mágico y pronto se encontraron con su primer desafío: una serie de obstáculos que bloqueaban el camino.
"¿Cómo vamos a cruzar esto?" preguntó Lila preocupada.
"¡Con música!", exclamó Tito. Comenzó a tocar su tambor y la música hizo que las piedras se movieran y formaran un camino.
"¡Increíble! Eres un tambor mágico", dijo Lila.
Una vez al otro lado, continuaron su camino y se encontraron con Lolo, un perro juguetón que parecía perdido. Lolo era un perro de color azul con manchas violetas.
"¡Hola! Soy Lolo. Me perdí mientras perseguía una mariposa. ¿Pueden ayudarme a volver a casa?"
"¡Claro! Somos un equipo ahora", dijo Lila.
Lila, Tito y Lolo formaron un nuevo equipo y, juntos, llegaron a su segundo desafío: un río caudaloso que debían cruzar. Lolo miró con ternura el agua rugiente.
"Yo puedo intentar nadar, pero no sé si llegaría al otro lado..." dijo Lolo con un tono de preocupación.
"No te preocupes, Lolo. Tito y yo tenemos un plan!" aseguró Lila. "Si Tito toca su tambor, puedo usarlo como bote y cruzar".
Y así fue como, gracias a la música de Tito, Lila sobrevivió la travesía, mientras Lolo la animaba desde la orilla. Una vez en la otra lado, sus corazones estaban llenos de alegría y la amistad entre ellos se fortalecía con cada desafío.
A medida que avanzaban, se encontraron con Mario, un niño pequeño que estaba triste porque no sabía cómo atrapar estrellas.
"Hola chicos, ¿me pueden ayudar a atrapar estrellas?" dijo Mario con un susurro.
"Por supuesto, ¡seremos el mejor equipo!", respondió Lila emocionada.
El tercer desafío fue el más complicado: un cielo cubierto de nubes que se interponían entre ellos y las estrellas. Tito empezó a tocar una marcha alegre, y Lila y Lolo empezaron a bailar. El baile hizo que las nubes se apartaran, revelando un hermoso cielo estrellado.
"¡Mirá! ¡Esas estrellas quieren ser atrapadas!" exclamó Lila.
Mario sonrió por primera vez y, con la ayuda de sus nuevos amigos, logró atrapar estrellas mágicas que les otorgaron a cada uno un deseo. Lila pidió que nunca se separaran.
De repente, el aire comenzó a brillar alrededor de ellos y un hermoso portal se abrió de nuevo.
"¿Qué está pasando?" preguntó Lolo.
"Creo que es hora de volver a casa, pero llevaremos con nosotros todas estas increíbles aventuras y la amistad que formamos", respondió Lila con una sonrisa.
Con un último abrazo entre ellos, se agarraron de las manos y cruzaron el portal, regresando a Ciudad Arcoíris.
"Esta fue la mejor aventura de todas", dijo Mario mientras todos sonreían.
Y así, Lila, Tito, Lolo y Mario se hicieron inseparables, sabiendo que siempre podrían contar el uno con el otro y que las verdaderas amistades no conocen límites.
Desde ese día, los cuatro continuaron teniendo aventuras en Ciudad Arcoíris, recordando que, trabajando juntos, podían superar cualquier desafío.
FIN.