Lila y el Viaje Mágico del Agua
Había una vez en un pequeño pueblo una niña llamada Lila. Lila era una niña muy curiosa y siempre le gustaba jugar al aire libre, explorar cactus, arroces de colores y hacer mariposas de papel. Pero había algo que no le gustaba para nada: ¡bañarse!
Un día, después de un largo día de juegos, su mamá le dijo:
"Lila, es hora de bañarse. Estás llena de tierra y tus manos parecen dos palas. ¡Vamos!"
Pero Lila hizo una mueca y respondió:
"¡No quiero! El agua fría me da escalofríos y me gusta más jugar. ¡Además, no creo que esté tan sucia!"
La mamá, muy paciente, le explicó:
"Lila, el agua no solo te limpia, también te ayuda a sentirte fresca y lista para un nuevo día de aventuras. Una vez que lo pruebes, tal vez te guste."
Pero Lila no estaba convencida. Decidió que podría hacer un trato con su mamá.
"Si me dejas jugar un rato más, prometo que me baño después. ¡Solo un ratito!"
La mamá sonrió, sabiendo que Lila necesitaba aprender sobre la importancia de la higiene de una manera divertida.
Más tarde, mientras Lila estaba en su habitación, algo increíble sucedió. De repente, un chorrito de agua apareció por la ventana. Era un pequeño duende llamado Gaspar, que brillaba como un arcoíris.
"Hola, Lila. Soy Gaspar, el duende del agua. ¡He venido a ayudarte a entender lo mágico que es el agua!"
Lila, sorprendida, le preguntó:
"¿Mágico? ¿Cómo puede ser mágico? ¡Solo es agua!"
Gaspar sonrió y dijo:
"¡Ven conmigo! Haré que veas lo que el agua puede hacer."
Y en un abrir y cerrar de ojos, Lila se encontró en un mundo diferente, donde los ríos cantaban, las nubes hacían juegos y el agua era la reina del lugar.
"Mira, Lila. Aquí, cada gota de agua tiene una historia. ¿Ves ese río? Se llama Ríodelicia. Cada vez que alguien se baña, ¡en verdad le da vida a este río!"
Lila quedó asombrada.
"¿De verdad? No sabía que el agua era tan importante. Pero, ¿por qué tengo que bañarme?"
Gaspar la guió hacia una fuente mágica.
"Cuando te bañas, no solo quitas la suciedad, sino que también dejas que el agua te abrace y te ayude a crecer. Cada ducha es como un conejito de aguas danzantes.”
Lila se sintió curiosa y al ver a los conejitos de agua bailar, comenzó a reír.
"¡Son tan divertidos! Pero, ¿y si estoy en el agua y me da frío?"
Gaspar hizo una mueca divertida.
"Si te estás divirtiendo, el frío no importa. Lo que importa es disfrutar de lo que te rodea. ¡Prueba a jugar en el agua y verás!"
Entonces, juntos comenzaron a saltar y crear burbujas de colores. Lila quedó completamente atrapada en la magia del agua y se olvidó por completo del frío.
Finalmente, Gaspar le dijo:
"Todo esto fue posible porque decidiste probar algo nuevo. Cuando vuelvas, podrías hacerlo también. ¡Tu bañar puede ser una aventura! ”
Lila asintió emocionada.
"¡Quiero volver! Esto fue tan divertido. Ahora entiendo que el agua no es solo agua, ¡es diversión!"
Gaspar sonrió y le dio un abrazo.
"¡Eso es! Cada vez que te bañes, recuerda que el agua te trae vida, aventuras emocionantes y te hace sentir bien. ¡Ahora, a casa!"
Y de un salto, estaban de vuelta en la habitación de Lila.
Sin pensarlo dos veces, Lila corrió al baño, llenó la bañera con agua tibia y mientras el agua corría, dijo:
"¡Me voy a bañar como una reina del agua!"
La mamá escuchó el bullicio y sonrió.
"¿Qué pasó, Lila?"
"¡Mamá! El agua es mágica. Prometo bañarme todos los días porque quiero vivir aventuras y hacer nuevos amigos en el agua, como Gaspar. ¡No puedo esperar!"
Desde entonces, Lila disfrutó de sus baños, siempre esperando al próximo viaje mágico y aprendiendo lo importante y divertido que es cuidarse. Y así, cada vez que se bañaba, imaginaba que estaba creando un pequeño mundo de aventuras en su baño, lleno de burbujas de colores y risas.
Y vivió feliz y limpia por siempre.
FIN.