Lila y la Aventura de los Colores y las Aguas



Era un día soleado en el barrio de Lila, una niña de 9 años que tenía una forma especial de ver el mundo. Aunque tenía una discapacidad que hacía que algunos días se sintiera diferente, eso no la detuvo para hacerse amiga de lo que más amaba: los colores y las aguas. En su patio, había un rincón mágico donde los colores parecían danzar al ritmo de la brisa, y el agua del grifo sonaba como una risa constante.

Un día, mientras Lila pintaba dibujos de paisajes vibrantes con sus acuarelas, un pequeño arcoíris se formó en el aire tras una lluvia ligera. "¡Mira, el arcoíris!" exclamó Lila emocionada. Su mejor amigo, Nico, un niño curioso, se acercó.

"¿Podemos tocarlo?" preguntó Nico con los ojos llenos de asombro.

"No sé, pero podemos intentar encontrar sus colores y hacer una aventura!" respondió Lila con su sonrisa brillante.

Y así, comenzaron su búsqueda. Recorrieron el parque, donde el césped verde los llenaba de energía. Lila supo que el verde era alegría, así que comenzó a saltar y a reír, mientras Nico pintaba su cara de verde. "¡Eres un verdadero duende del bosque!" le comentó Lila.

Prosiguiendo, se acercaron a un estanque donde los patitos nadaban bajo el sol. El agua resplandecía azul, reflejando el cielo.

"¡Mira, el agua! Es como un espejo!" dijo Lila.

"Sí, ¡podemos ver los colores reflejados!" añadió Nico entusiasmado.

Juntos, se armaron de coraje y metieron los pies en el agua fría del estanque. Lila sintió cómo el agua acariciaba sus pies y se pintó de azul. En ese instante, escucharon un suave murmullo proveniente de la orilla. Era una sapita que parecía hablarles.

"Hola, pequeños aventureros. ¡Soy Aqua! He estado esperando a alguien que quiera jugar con los colores."

Lila se sorprendió.

"¿Puedes jugar con nosotros?" preguntó.

"Por supuesto, necesito ayuda para encontrar mi color favorito, el violeta, que se ha escondido en lo más profundo del agua. ¿Me ayudarán?"

Lila y Nico, sin pensarlo, aceptaron. Aqua les dio instrucciones sobre cómo bucear e ir más profundo en el agua.

"¿Estás segura de que podemos hacerlo?" le preguntó Nico, un poco nervioso.

"¡Sí! ¡Juntos lo lograremos!" exclamó Lila, segura y decidida.

Juntos, trabajaron en equipo. Lila contaba mientras Nico contaba con los dedos:

"Uno, dos… ¡allá voy!" Y en un momento de gran valentía, se zambulleron. La magia del agua les rodeaba mientras buscaban. Al toparse con un grupo de burbujas que brillaban como estrellas, Lila estiró su mano y lentamente tomó una burbuja que se agrandó, revelando un hermoso tono violeta.

"¡Lo encontramos!" gritó Nico mientras Aqua saltaba de alegría.

Emergiendo del agua, llenos de risas y amor por la aventura, los tres se sintieron tan felices.

"¡Gracias, chicos! Ahora tengo mi color de vuelta. Ustedes son verdaderos amigos del agua y los colores. Agradezcan cada vez que jueguen, porque hay más maravillas por descubrir."

Lila miró a Nico y le dijo:

"Esa fue una grandiosa aventura, con un giro inesperado. ¡Estar amigados con todo lo que nos rodea nos hace sentir tan vivos!"

"Sí, Lila. Y aunque enfrentemos desafíos, siempre encontraremos belleza en todo lo que hacemos juntos."

Desde ese día, Lila, Nico y Aqua continuaron explorando el mundo de los colores y las aguas, siempre encontrando nuevas formas de reír y crear juntos, recordando que lo que hace el corazón feliz no es la perfección, sino el amor y la amistad que se teje en cada aventura que comparten.

FIN.

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