Lila y las Letras Mágicas



Era un día soleado en el jardín de la escuela, cuando de repente, una ardilla traviesa llamada Lila apareció en la clase de 4 años. Con su cola esponjosa y sus grandes ojos brillantes, sorprendió a todos los niños.

"¡Hola chicos! Soy Lila, la ardilla aventurera. ¡Y traigo una bolsa mágica llena de letras del abecedario!" - exclamó Lila, moviendo su bolsa con entusiasmo.

Los niños se miraron entre sí, llenos de asombro y curiosidad.

"¿Letras mágicas? ¿De qué se trata eso?" - preguntó una niña llamada Sofía, mientras se acercaba a Lila.

"¡Es muy fácil! Con estas letras, podemos formar palabras, contar historias y jugar sin parar. ¿Quieren intentar?" - dijo Lila mientras sacaba una letra —"A"  de su bolsa.

Y así comenzó la aventura. Lila, junto a sus nuevos amigos, fue formando palabras, creando monstruos de letras, e incluso hicieron una carrera de letras en el patio.

Un día, Lila decidió que era momento de irse a casa de sus amigos para seguir jugando con las letras.

"¡Vamos a tu casa, mis amigos!" - propuso Lila emocionada.

Los niños estaban felices y saltaron de alegría. Pero antes de irse, Misifú, el gato de la escuela, apareció con su andar elegante.

"¿Dónde van tan emocionados?" - preguntó Misifú, mirándolos con curiosidad.

"Vamos a jugar con Lila y su bolsa mágica de letras en casa de Sofía. ¿Querés venir?" - le dijo un niño llamado Lucas.

"¡Claro! Me encanta jugar. Pero yo prefiero las nueces jugosas. ¿Hay nueces en casa de Sofía?" - dijo Misifú, mientras seguía a su lado.

Una vez en casa de Sofía, Lila sacó más letras de su bolsa. Juntos formaron la palabra —"nuez" .

"¡Mirá Misifú! Formamos la palabra que tanto te gusta. Vamos a buscar nueces en el jardín" - dijo Lila.

Los niños, Lila y Misifú salieron al jardín. Pero mientras buscaban nueces, un gran charco apareció de repente.

"¡Ay no! ¿Cómo vamos a cruzar el charco?" - gritó una niña llamada Ana, asustada.

"¡No se preocupen!" - dijo Lila con una sonrisa. "Sólo hay que saltar. ¡Yo puedo hacerlo!"

Lila saltó sobre el charco con gracia. Luego, Misifú, aunque un poco más cauteloso, también saltó, pero aterrizó justo en el borde y se mojó un poco.

"¡Me mojé! ¡Pero fue divertido!" - dijo Misifú mientras sacudía su pelaje.

Los niños rieron, y siguieron buscando nueces. Encuentran una caja llena de nueces jugosas. Lila decidió hacer un juego con las letras de la bolsa.

"Formemos una frase que nos diga cuál es la nuez más rica" - dijo Lila mientras comenzaba a mezclar las letras.

Todos participaron entusiasmados, y finalmente, formaron la frase: "La nuez más rica es la dorada".

"¿Y cómo hacemos para encontrar la dorada?" - preguntó Lucas.

"¡A buscarla!" - gritó Lila mientras se escabullía por el jardín. Todos los niños y Misifú la siguieron, emocionados.

Mientras buscaban la nuez dorada, descubrieron diferentes tipos de nueces: algunas eran grandes, otras pequeñas, y cada una era especial a su manera. De repente, comenzó a llover.

"¡Rápido, hay que volver a casa!" - dijo Sofía.

Corrieron rápidamente, pero no podían volver a pasar por el charco, que ahora se había hecho más grande. Los niños estaban preocupados, pero Lila sonrió.

"Familias de letras al rescate" - exclamó. "Formemos una palabra que nos ayude a cruzar, y así crear un camino".

Los niños se miraron confundidos.

"¿Cómo?" - preguntó Ana.

Lila explicó que podían usar las letras para formar palabras que representaran cosas. Así que juntos formaron —"Puente"  con las letras de la bolsa. Al decirlo, un pequeño camino de letras brillantes apareció sobre el agua, permitiéndoles cruzar el charco sin mojarse.

"¡Funcionó!" - gritaron todos.

Cruzar el charco fue una gran aventura, y al llegar a casa, los niños estaban felices y emocionados de compartir su día.

"¡Gracias, Lila!" - dijeron todos en coro.

"No hay de qué, amigos. Siempre que tengan ganas de jugar y aprender, estaré aquí con mis letras mágicas" - respondió Lila sonriendo antes de despedirse.

Y así, cada vez que los niños deseaban jugar, solo tenían que recordar a su amiga Lila, la ardilla traviesa que les enseñó que con un poco de imaginación y letras, la diversión nunca termina.

FIN.

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