Lili y la puerta secreta en el bosque



Era una hermosa mañana de primavera cuando Lili decidió aventurarse al bosque cercano a su casa. Había escuchado historias de criaturas mágicas y misterios ocultos que la habían llenado de curiosidad. Con su mochila llena de bocadillos y una linterna, Lili se adentró entre los árboles.

Al caminar un poco, se topó con un claro. Allí, en el centro, había algo muy peculiar: una puerta antigua, tallada en madera y cubierta de hiedra.

"¿Qué será esto?", se preguntó Lili, acercándose con cautela.

La puerta estaba entreabierta y, sin pensarlo mucho, Lili decidió empujarla. Al abrirla, un destello de luz la envolvió y, en un instante, se encontró en un mundo completamente diferente. Había árboles de colores brillantes, flores que hablaban y animales que parecían sacados de un cuento.

"¡Hola!", dijo una mariposa con alas resplandecientes. "Bienvenida a Bosqueterra."

"Bosqueterra? ¿Es un lugar mágico?", preguntó Lili, maravillada.

"Sí, lo es!", respondió la mariposa. "Pero está en peligro. Una sombra oscura ha comenzado a cubrirlo, y solo tú puedes ayudar a devolver la luz."

Lili sintió un escalofrío de emoción y un poco de miedo al mismo tiempo.

"¿Cómo puedo ayudar?", inquirió.

"Debes encontrar las tres gemas de colores: la roja del coraje, la azul de la amistad y la verde de la naturaleza. Solo así podremos deshacer la sombra", explicó la mariposa.

Motivada por la misión, Lili comenzó su búsqueda. Primero, se dirigió a la montaña de la valentía donde se decía que estaba la gema roja. Pero, al llegar, encontró un gran dragón que la custodiaba.

"¡No te acerques! ¿Cómo podrías pasarme?", rugió el dragón.

Lili pensó rápidamente.

"Soy valiente y estoy aquí para ayudar a Bosqueterra. No me detendrás", dijo con firmeza.

El dragón se sorprendió ante su determinación.

"Está bien, prueba tu valentía enfrentando tus miedos. Tómate un momento y cuéntame sobre tu miedo más grande."

Lili respiró hondo y comenzó a hablar.

"Le tengo miedo a la oscuridad, a no saber qué viene después. Pero sé que si no lo enfrento, nunca podré crecer."

El dragón sonrió y le entregó la gema roja como premio por su valentía.

"Has demostrado gran coraje, pequeña. Toma esta gema y sigue tu camino."

Lili, emocionada, se despidió del dragón y continuó su aventura. Ahora su misión era encontrar la gema azul, la de la amistad. Pronto llegó a un lago encantado, donde el agua era clara como el cristal. Allí, encontró a un grupo de ranas hablando. Pero, cuando se acercó, se dieron cuenta de que eran muy celosas y no la dejaron acercarse.

"¡No te necesitamos!", croaron las ranas. "No eres de aquí."

Lili sintió un nudo en el estómago, pero decidió intentar algo diferente.

"¿Y si jugamos juntos? Canto muy bien y puedo hacer que el sol brille más si ustedes me acompañan."

Las ranas dudaron, pero al ver su entusiasmo, aceptaron su propuesta.

"Está bien, ¡cantemos!"

Bailaron y rieron, y pronto, se sintieron tan alegres que le regalaron la gema azul.

"Has traído alegría a nuestro corazón, aquí tienes la gema de la amistad", dijeron.

Lili se sintió plena. Solo le quedaba una gema: la verde de la naturaleza. Mientras avanzaba, ayudando a algunos animales y cuidando de las plantas, llegó a un bosque más denso. Allí, una anciana tortuga la observaba.

"¿Qué buscas, pequeña?", preguntó la tortuga sabiamente.

"Busco la gema verde. Necesito salvar Bosqueterra."

"Entiendo. Pero para encontrarla, primero debes demostrar tu amor por la naturaleza."

Lili tomó un tiempo para mirar a su alrededor, viendo cómo algunas plantas estaban marchitas. Entonces, con mucho cuidado, empezó a regar las flores, a cuidar de los pequeños animales y a recoger la basura que encontró. En poco tiempo, el lugar volvió a cobrar vida. La anciana tortuga sonrió.

"Has demostrado gran amor por nuestra tierra. La gema verde es tuya como reconocimiento."

Lili tomó la gema con alegría y volvió al claro donde había llegado. Allí, encontró a la mariposa esperándola. Juntas colocaron las gemas en un pedestal que había en el centro del claro. De repente, una luz brillante emergió de las gemas, disipando la sombra oscura que amenazaba Bosqueterra.

"¡Lo lograste!", exclamó la mariposa.

Lili sonrió, sintiendo el calor del sol sobre su rostro.

"Este lugar es especial, y todas las criaturas son unidas por algo. La amistad, el coraje y el amor por la naturaleza son lo que lo mantiene vivo."

La mariposa asintió.

"Recuerda siempre eso, Lili."

Después de muchas despedidas, Lili regresó a su hogar, llevando en su corazón la magia de Bosqueterra y las lecciones que había aprendido.

Desde aquel día, nunca olvidó la importancia de ser valiente, de valorar la amistad y de cuidar del mundo natural. Así, Lili se convirtió en una protectora de su bosque y sus misterios, compartiendo las historias de su aventura para inspirar a otros a cuidar su hogar.

Las puertas de Bosqueterra estaban siempre abiertas para quienes creyeran en la magia, pero Lili sabía que la verdadera magia estaba en el amor y la unión de todos los seres.

Y así, Lili continuó su vida, siempre con un corazón lleno de sueños y cuidado por su entorno.

FIN.

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