Lilo y la Sopa Mágica
En una calurosa mañana en la selva, vivía Lilo, un simpático cocodrilo que tenía una extraña costumbre: ¡solamente le gustaba comer sopa! Su mamá, la mamá cocodrilo, se preocupaba un poco porque Lilo no probaba otras comidas. Un día decidió invitar a unos amigos animales de la selva para que jugaran y compartieran un almuerzo especial.
"Hoy vamos a hacer una sopa enorme y deliciosa, ¡y la vamos a hacer juntos!" dijo mamá cocodrilo mientras sonreía. Los amigos empezaron a llegar uno por uno. La primera en llegar fue la tortuga Tita.
"Hola, Lilo, ¡traigo una zanahoria muy fresquita para la sopa!" dijo Tita, mientras mostraba su deliciosa zanahoria.
"¡Zanahoria! ¡Eso suena raro!" respondió Lilo, con un gesto de desagrado.
"Pero esperá a probarla. Cuando se cocina en la sopa, se vuelve suave y dulce. ¡Te va a encantar!" insistió Tita.
Así que, aunque le costó un poco, Lilo aceptó la zanahoria y su mamá la agregó a la olla burbujeante. Luego llegó el loro Lolo.
"Hola chicos, ¿qué están haciendo? ¡Vengo con una cebolla!" dijo Lolo, con su característico tono alegre.
"¿Cebolla? No sé... eso suena un poco fuerte. ¿No hay algo más?" preguntó Lilo, frunciendo el ceño.
"Dale, Lilo, no seas miedoso. La cebolla le da un sabor único a la sopa. Además, se cocina muy bien, no te va a hacer mal... ¡Vas a ver!" aseguró el loro.
Sin muchas ganas, Lilo dejó que mamá cocodrilo agregara la cebolla a la olla. Después, se unió el mono Mico, que venía saltando feliz.
"¿Qué, no se puede hacer una buena sopa sin plátanos?" dijo Mico, mientras traía un plátano maduro para contribuir.
"¿Plátano en la sopa? Eso ya es un poco raro, Mico. No sé si me gusta la idea..." dudó Lilo.
"¡Probalo! La sopa se vuelve más dulce, ¡no te vas a arrepentir!" exclamó el mono, muy convencido.
Con un poco de temor pero también un poco de curiosidad, Lilo aceptó el plátano y lo dejaron caer en la olla. La sopa seguía acumulando aromas y colores intensos. Justo cuando pensó que estaba todo dicho, apareció Gato Pardo, con su andar elegante.
"Espero no haber llegado tarde. ¡Traje un pimiento!" dijo mientras levantaba orgulloso el pimiento rojo brillante.
"¡¿Pimiento? ! ¿Qué es esto, una broma?" preguntó Lilo con un tono alarmado.
"Créeme, Lilo, el pimiento le dará un toque especial. Ya verás, todo se mezcla y hace magia en la sopa.¡Animate!" insistió Gato Pardo.
Finalmente, Lilo cedió y el pimiento se unió al festín. La olla estaba fuertemente llena: zanahorias, cebollas, plátanos y pimientos.
Con el fuego chisporroteando, la sopa comenzó a hervir y un agradable aroma se impregnó por todo el aire.
"¡Espera un momento! ¿Qué hay de la sal?" preguntó Tita, mirando hacia la olla.
"¡Y de las especias!" gritó Lolo entusiasmado. ¡Nunca se había hecho una sopa así!"¡Voy a buscar un puñado de hierbas aromáticas!" dijo Mico, enérgico y lleno de ideas.
Todos se pusieron a buscar ingredientes, cada uno aportando algo especial. Lilo observaba emocionado cómo la olla se iba transformando en algo colorido y misterioso. Al final, cuando la sopa estuvo lista, todos se sentaron alrededor de la mesa, con platos humeantes y cucharas listas.
"¡A comer!" exclamó mamá cocodrilo sirviendo la sopa con una gran cucharada.
Lilo miraba la mezcla con una mezcla de temor y emoción.
"Es hora de probar, Lilo. ¿Listo?" dijo Tita mientras le guiñaba un ojo.
Respirando hondo, Lilo tomó su cuchara y dio un gran sorbo. La sopa sabía increíble. El dulzor del plátano, el crujiente del pimiento y el frescor de la zanahoria hacían una fiesta en su boca.
"¡Wow! ¡Esto está buenísimo!" gritó Lilo, sorprendido con su propia reacción.
Los demás animales sonrieron al verlo disfrutar de su sopa. Desde ese día, Lilo no sólo comió sopa, ¡sino que también aprendió a apreciar nuevos sabores! Jugó con sus amigos, disfrutó de cada ingrediente que incluyeron, y hasta ayudó en la próxima receta. Lilo se volvió un amante de la cocina, probando ingredientes que antes despreciaba.
La selva entera se llenó de risas y colores, y Lilo entendió que a veces, lo diferente puede ser delicioso si te animas a probarlo.
Así fue como Lilo aprendió la importancia de compartir y explorar nuevos sabores, gracias a sus mejores amigos de la selva.
FIN.