Lily y la Casa Embrujada
Era un día soleado cuando Lily, una niña valiente y curiosa, decidió explorar el bosque cercano a su casa. Había escuchado historias sobre una casa embrujada que se encontraba en el corazón del bosque, y su curiosidad la llevó a buscarla.
– "¡Mirá qué interesante!", exclamó Lily al encontrar la casa cubierta de enredaderas y llena de misterio. A medida que se acercaba, sentía que su corazón latía más rápido.
Aunque la casa parecía abandonada, su curiosidad fue más fuerte que su miedo. Lily respiró hondo y empujó la puerta, que chirrió como si estuviera despertando de un largo sueño. Al entrar, se encontró con un lugar polvoriento donde el tiempo parecía haberse detenido.
En el rincón, vio una tarantula arrastrándose lentamente.
– "¡Ay! No quiero acercarme a esa", se dijo a sí misma, retrocediendo un paso. Pero sus ojos se posaron en las cucarachas que corrían por el suelo y en los mosquitos que zumbaban a su alrededor.
– "Es solo un lugar viejo", se recordó Lily para tranquilizarse.
Mientras exploraba la casa, una sombra pasó rápidamente por delante de ella.
– "¿Alguien?", gritó Lily, con un poco de miedo en la voz. La sombra se detuvo, y de pronto, apareció una figura.
– "¡No te asustes! Soy Aster, el espíritu guardián de esta casa", dijo la figura, que parecía un niño el igual que Lily.
– "¿Un espíritu?", repitió Lily, su curiosidad renaciendo.
– "Sí, esta casa ha estado vacía por mucho tiempo. La gente le tiene miedo y no entiende que solo necesita un poco de amor y cuidado", explicaba Aster con una sonrisa.
Lily se dio cuenta de que no había razón para asustarse. Los mosquitos y cucarachas también eran parte del lugar, aunque a muchos no les gustaran.
– "Yo podría ayudar a limpiar un poco", dijo Lily, entusiasmada.
– "Eso sería genial", respondió Aster, iluminando su rostro con una gran sonrisa. Juntos, comenzaron a remover el polvo, limpiar los rincones y a crear un ambiente acogedor.
Con cada movimiento, la casa parecía cobrar vida, y aunque era un trabajo arduo, Lily se divertía.
– "¡Mirá! ¡Las ventanas ya se ven más brillantes!", gritó mientras se reía con Aster.
Al finalizar, la casa ya no parecía embrujada.
– "Esta casa tiene tanto potencial, necesitamos más amigos para que la cuiden y jugar en ella", sugirió Aster.
– "Sí, haremos una fiesta para invitar a todos", respondió Lily con emoción.
Así, organizaron un encuentro en el bosque, donde invitaron a sus amigos. Se acercaron curioso a la casa y al ver cómo había cambiado, olvidaron su miedo.
– "¡Es un lugar mágico!", exclamaron los amigos de Lily y Aster.
Nunca imaginaron que lo que parecía aterrador pudiera volverse un hogar lleno de risas y recuerdos. Desde ese día, la casa embrujada se convirtió en su lugar de encuentro donde creaban historias y jugaban cada fin de semana.
Lily aprendió que el miedo a lo desconocido se puede vencer con curiosidad y amistad. Juntos, cuidaron la casa y crearon un espacio donde la alegría florecía, recordando siempre que todo lugar merece ser amado.
La casa que alguna vez fue temida, ahora era un símbolo de valientes corazones que se atreven a soñar y a convertir lo desconocido en algo maravilloso.
FIN.