Lina y el Jardín de las Emociones



En un pequeño pueblo, una niña llamada Lina tenía un jardín especial. Este jardín no solo estaba lleno de flores, sino también de colores, risas y sueños. Sin embargo, un día, después de un verano lleno de aventuras, Lina se sintió triste porque había perdido a su mejor amiga, Miuic, quien se había mudado a otra ciudad. "No sé si alguna vez podré enamorarme de nuevo de la amistad,"- pensaba Lina, mientras jugaba sola en su jardín.

Un día, mientras regaba sus plantas, se encontró con un pequeño duende llamado Lla. Lla era muy travieso y siempre estaba buscando formas de divertirse. "Hola, Lina! ¿Por qué estás tan triste?"- le preguntó el duende.

"Porque extraño a Miuic y no creo que pueda encontrar una nueva amiga tan especial como ella,"- respondió Lina con un suspiro.

"¿Y si te digo que la amistad está llena de sorpresas? A veces, las mejores amistades llegan de formas inesperadas!"- dijo Lla, mientras hacía piruetas en el aire. Lina lo miró con curiosidad. "¿De verdad?"-

Lla, entusiasmado, la llevó a un rincón del jardín donde crecía una planta muy particular. "Esta planta puede hacer que te encuentres con diferentes amigos, ¡solo necesitas pedir un deseo y cuidar de ella!"- dijo el duende.

Lina se acercó y, firme, dijo: "Deseo encontrar nuevos amigos que me hagan sonreír de nuevo."-

De repente, la planta comenzó a brillar y de ella brotaron semillas de colores. "Si las plantas y cuidas con amor, verás cómo florecen nuevas amistades!"- señaló Lla, mientras comenzaban a girar alrededor de la planta.

Días después, Lina comenzó a plantar las semillas en su jardín. Con cada nuevo brote, sentía una emoción especial. Al poco tiempo, conoció a dos chicos del barrio, Tomás y Sofía, que también amaban la naturaleza. Juntos comenzaron a compartir risas, juegos y secretos en el jardín.

Aunque al principio, Lina se mostraba un poco cerrada porque extrañaba a Miuic, poco a poco fue abriéndose más a Tomás y Sofía. "A veces me da miedo tener nuevos amigos porque siento que los voy a perder como a Miuic,"- confesó Lina un día.

"No te preocupes, Lina! Las amistades pueden ser diferentes, pero eso no significa que sean menos valiosas. Especialmente si cuidamos de ellas como cuidas tu jardín,"- le dijo Sofía.

Lina empezó a comprender que el amor por la amistad se puede compartir de diferentes maneras. Entonces, recordó las palabras de Lla. Un día, mientras todos jugaban, un nuevo vecino se unió a ellos: era un niño llamado Leo, que también amaba las flores. "¡Hola, puedo jugar con ustedes!"- exclamó.

Lina sintió un poco de miedo de abrir su corazón de nuevo, pero recordó cómo había cuidado de su jardín y decidió dejar que Leo se uniera al grupo. El día se volvió mágico, lleno de risas. Lina se sintió más feliz que nunca.

Finalmente, un día, mientras disfrutaban de una merienda en el jardín, Lina se dio cuenta de algo sorprendente. "No importa cuánto ame o extrañe a Miuic, siempre hay espacio para nuevas amistades en mi corazón. Cada amigo es especial de su propia manera,"- dijo Lina, sonriendo con gratitud.

Lla, que los había estado observando desde lo alto de una rama, sonrió satisfecha. "Ya ves, Lina, ¡el amor por la amistad nunca se acaba! Solo crece y florece en diferentes formas!"-

Desde aquel día, Lina y sus nuevos amigos cuidaron del jardín y descubrieron diferentes formas de expresar su amistad. Así, el jardín se llenó de colores, risas y, sobre todo, de un amor único por cada uno de los lazos que habían cultivado.

Y así, un día y otro, Lina aprendió a abrir su corazón nuevamente y a compartirlo con quienes le rodeaban, creando un mundo lleno de amistades floridas, donde cada nueva risa era un nuevo pétalo en su jardín de emociones.

FIN.

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