Linda la Dinosaurio Artista
En un hermoso valle lleno de flores y árboles altos, vivía una dinosaurio bebé llamada Linda. Era pequeña y tenía un color verde brillante que la hacía destacar entre sus amigos. Linda no solo era especial por su color, sino también porque le encantaba bailar, saltar y pintar.
Cada mañana, cuando el sol salía, Linda saltaba de su cama de hojas.
"¡Hoy voy a hacer algo increíble!" - decía emocionada, moviendo su colita.
Sus amigos, Tito el triceratops y Mica la pterodáctilo, siempre la animaban.
"Vamos, Linda, muéstranos tus mejores pasos de baile" - gritó Tito mientras se acomodaba su casco de hojas.
Linda comenzó a bailar. Giraba y saltaba, moviendo sus patitas con gracia.
"¡Eres la mejor bailarina!" - exclamó Mica, aplaudiendo con sus alas.
Pero un día, mientras Linda practicaba sus pasos, escuchó a unos dinosaurios más grandes riéndose de ella.
"¿Qué hace esa dinosaurio tan chiquita? No puede bailar como nosotras" - dijo una de ellas. Linda se sintió un poco triste, pero decidió no rendirse.
"No importa lo que digan, ¡seguiré bailando!" - se dijo a sí misma. Así que, luego de algunos días, decidió que también quería pintar.
Reunió todos los colores que pudo encontrar: tierra roja, jugo de bayas azules y hojas verdes.
"¡Voy a hacer un mural gigante!" - dijo Linda, entusiasmada.
Sus amigos la ayudaron a pintar. Juntos crearon una hermosa representación de su valle. Grandes montañas, ríos brillantes y un cielo despejado.
Un día, mientras pintaban, Linda vio que una niña dinosaurio, llamada Sofía, estaba observándolos con curiosidad.
"¡Hola! ¿Quieres unirte a nosotros?" - le dijo Linda.
Sofía sonrió y se acercó.
"Me encantaría, pero no sé bailar ni pintar" - respondió, un poco avergonzada.
"No necesitas saber. ¡Solo diviértete con nosotras!" - le respondió Linda.
Sofía se unió a la diversión, y aunque al principio tenía miedo, pronto se dio cuenta de que no había forma incorrecta de bailar o pintar. Amazada con lo que creaban juntas, Sofía comenzó a pasar tiempo con ella.
Un día, mientras hacían su mural al aire libre, un fuerte viento comenzó a soplar y a arrastrar los colores que habían utilizado.
"¡Oh no!" - gritó Linda.
"¡No te preocupes!" - dijo Mica. "Podemos recoger los colores y hacer un nuevo mural. Podemos hacer incluso una versión mejorada del primero."
Así que juntas recogieron los colores mientras reían y danzaban. Comenzaron de nuevo, pero esta vez al ritmo de la música que Linda había creado.
Finalmente, el mural resultó ser aún más hermoso que el anterior, lleno de colores vibrantes y figuras sorprendentes.
"¡Es lo mejor que he visto!" - gritó Tito admirando su obra.
Los dinosaurios más grandes que se habían reído de Linda comenzaron a acercarse, impresionados por el talento y la dedicación de los pequeños dinosaurios.
"Wow, chicas, ¡ustedes son unas artistas!" - dijo una de las grandes.
"¿Podríamos unirnos a ustedes en el próximo mural?" - preguntó otra.
Linda se sonrojó, pero sonrió.
"¡Claro! Hay espacio suficiente para todos. La diversión solo se multiplica cuando compartimos" - dijo.
Así que, desde ese día, los dinosaurios más grandes, así como todas las pequeñas criaturas del valle, comenzaron a bailar, saltar y pintar juntos en cada oportunidad, y Linda se convirtió en la líder de todas estas actividades.
"Aprendí que bailar y crear es más divertido cuando lo hacemos juntos" - dijo Linda mirando sonriente a todos sus amigos.
Y así, cada día era una nueva aventura donde Linda, Sofía, Tito y Mica exploraban el arte y la danza, creando no solo murales, sino también una gran amistad que iluminaba todo el valle.
FIN.