Linda y sus amigos del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas, una niña llamada Linda. Linda vivía con sus amados abuelos, Rodrigo y Nohemí, en una acogedora casa de campo.
Desde muy pequeña, Linda había tenido sueños fantásticos en los que se convertía en la protectora de la naturaleza y los animales ante cazadores despiadados y monstruos horribles que amenazaban con devorarlo todo. Linda era una niña especial.
Tenía el cabello largo como los rayos del sol y unos ojos tan brillantes como las estrellas en una noche clara. Su corazón rebosaba amor por cada ser vivo que habitaba la tierra, desde las mariposas más coloridas hasta los árboles más antiguos del bosque.
Una mañana soleada, mientras paseaba por el bosque con sus abuelos, Linda escuchó un ruido extraño proveniente de lo profundo del bosque. Sin dudarlo un segundo, se adentró entre los árboles dejando atrás a sus sorprendidos abuelos.
"¡Linda! ¡Espera!" - gritó Nohemí preocupada. Pero Linda estaba decidida a descubrir qué sucedía. Siguiendo el sonido llegó a un claro donde vio a unos cazadores furtivos preparando trampas para atrapar a unos ciervos indefensos.
Sin pensarlo dos veces, Linda salió de su escondite y enfrentó valientemente a los cazadores. "¡Alto! ¡No permitiré que lastimen a estos hermosos animales!" - exclamó con determinación. Los cazadores se quedaron atónitos al ver a la valiente niña frente a ellos.
Intentaron asustarla, pero Linda no retrocedió. Con astucia logró liberar a los ciervos y ahuyentar a los cazadores malvados del bosque. Desde ese día, Linda se convirtió en la guardiana de la naturaleza.
Cada noche, en sus sueños fantásticos, recibía la visita de criaturas mágicas que le enseñaban cómo proteger el mundo natural de cualquier peligro. Un día, un monstruo terrible descendió de las montañas sembrando el caos por doquier.
Devoraba árboles centenarios y asustaba a todos los animales del lugar. Pero Linda no tuvo miedo; sabía que era su momento para actuar.
Con valentía se enfrentó al monstruo colosal utilizando todo lo aprendido en sus sueños fantásticos: le habló con amor y comprensión hasta lograr calmar su furia desatada por el temor hacia lo desconocido. El monstruo comprendió que no debía temerle al mundo humano ni dañar la naturaleza para sentirse seguro.
Agradecido por la lección aprendida gracias a Linda, prometió cuidar junto a ella cada rincón del bosque y velar por la armonía entre todas las criaturas que lo habitaban.
Desde entonces, el pueblo entero celebró a Linda como su heroína: la valiente guardiana de la naturaleza que enseñaba con amor cómo proteger nuestro hogar común: La Tierra.
FIN.