Lio y la magia de la tarea



Era un día soleado en la Ciudad de Buenos Aires, y Lio se despertó con una sonrisa en el rostro. Tenía planes de salir a jugar con sus amigos, pero su mamá le recordó que había tarea del colegio.

"Lio, no te olvides de hacer la tarea antes de salir a jugar" - le dijo su mamá, mientras preparaba el desayuno.

Lio suspiró y respondió:

"¡Pero mamá! No quiero hacer tarea hoy. Quiero jugar en vez de estar encerrado haciendo cuentas y escribiendo".

Su mamá le sonrió y le dijo:

"Entiendo que no te guste, pero la tarea es importante. Te ayuda a aprender cosas nuevas y a divertirte mientras lo haces".

Lio no estaba convencido. Así que decidió hacer un pequeño truco. Así como los magos en la tele, pensó en que quizás, si no miraba la tarea, tal vez desaparecería. Se sentó en el suelo de su habitación y cerró los ojos.

"Por favor, que la tarea se esfume" - murmuró.

Pero cuando abrió los ojos, la tarea seguía ahí, firme y sin moverse. Frustrado, decidió salir a jugar con sus amigos con la esperanza de olvidarse del tema.

Mientras jugaba a la pelota, vio que sus amigos estaban haciendo malabarismos. Era impresionante. Entonces, le preguntó a uno de ellos:

"¿Cómo lograste hacer eso?".

Su amigo, Tomi, respondió:

"Estuve practicando todos los días con un libro que me enseñó diferentes trucos. Al principio era difícil, pero después me salió muy bien".

Lio pensó en lo que Tomi había dicho. Quizás, sólo quizás, así era con la tarea. Si se ponía a aprender lo que le costaba, podría ser un genio.

Al volver a casa, Lio se sentó frente a su escritorio y miró la tarea. Sin embargo, en lugar de frustrarse, decidió hacer un pequeño cambio. Se armó de lápices de colores y convirtió la hoja en un juego. Escribió con colores, dibujó y se imaginó que era un explorador descubriendo tesoros escondidos dentro de las palabras.

"¡Mirá, mamá! Estoy haciendo un mapa del tesoro" - exclamó, mientras mostraba su tarea transformada.

Su mamá, sorprendida, le respondió:

"¡Wow, Lio! Esto se ve increíble. Te has convertido en un verdadero artista".

Sintiéndose orgulloso de su trabajo, Lio terminó la tarea más rápido de lo que pensaba. Cuando salió a jugar, se sintió ligero y contento, casi como si realmente hubiera realizado un truco de magia.

Por la noche, mientras cenaban, su mamá le preguntó:

"¿Cómo te fue con la tarea, Lio?".

"¡Muy bien! Hice un mapa del tesoro, y ahora entiendo mejor las cuentas" - dijo mientras se relamía con su comida.

Su mamá le sonrió, y le dijo:

"Me alegra que hayas encontrado una forma divertida de hacerlo. La próxima vez que te sientas desanimado, recuerda que así puedes convertir cualquier tarea en un juego".

Lio se dio cuenta de que, aunque no siempre iba a querer hacer tareas, había formas de hacerlas divertidas. Y así, se fue a dormir soñando con nuevas aventuras que lo esperaban en su camino de aprendiz y explorador.

FIN.

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