Lizandro y la valentía en la sala de operaciones
Había una vez un niño llamado Lizandro, un chico curioso y aventurero que le gustaba explorar el mundo a su alrededor. Sin embargo, Lizandro se enfermó y los médicos le dijeron que necesitaba una operación. Al escuchar esto, Lizandro sintió un nudo en el estómago y un escalofrío recorrió su espalda. Tenía miedo.
"¿Qué pasaría si algo sale mal?", pensaba Lizandro.
Su mamá, siempre cariñosa y comprensiva, le tomó de la mano y le dijo: "Lizandro, es normal sentir miedo, pero recuerda que los médicos saben muy bien lo que hacen. Confía en ellos y en tu propia valentía".
Lizandro así lo hizo y, poco a poco, comenzó a sentirse más tranquilo. Entonces, llegó el día de la operación. Lizandro miró a su alrededor y vio a otros niños en la sala de espera, algunos sonreían y otros también estaban nerviosos, como él. Entonces, una enfermera amable se acercó y les contó que la operación era como un gran equipo de superhéroes que trabajaban para que todos estuvieran bien.
Lizandro asintió con una sonrisa tímida. "¡Eso suena como algo que un superhéroe haría!", pensó para sí mismo. Pero cuando llegó su turno, los nervios volvieron a aparecer. "Tranquilo, Lizandro, vas a salir bien", se repetía a sí mismo mientras lo llevaban a la sala de operaciones. Los médicos y enfermeras, con sus batas coloridas, lo tranquilizaban diciéndole que estaban allí para cuidarlo.
"Lizandro, ¿has escuchado alguna vez sobre el superpoder de la valentía?", dijo una doctora con una mirada cálida.
"¿El superpoder de la valentía?", preguntó Lizandro con curiosidad.
"Sí, Lizandro. La valentía no significa no tener miedo, sino enfrentar nuestros miedos con coraje", explicó la doctora.
Estas palabras resonaron en la mente de Lizandro en el preciso momento en que la anestesia comenzó a hacer efecto. Y mientras cerraba los ojos, sintió una pequeña chispa de valentía encenderse en su interior.
Cuando despertó, todo había terminado. Lizandro se sentía un poco adormilado, pero al notar a su mamá a su lado, supo que todo estaba bien. Los médicos se acercaron a él y le dijeron lo valiente que había sido durante la operación. Lizandro se sintió tan orgulloso. Sus miedos se habían desvanecido y en su lugar, había descubierto su propio superpoder: la valentía.
Desde ese día, Lizandro se convirtió en un defensor de la valentía, contándoles a otros niños su historia y recordándoles que todos tenemos un superpoder dentro de nosotros, solo tenemos que encontrarlo. Y así, Lizandro demostró que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay un héroe dentro de cada uno de nosotros.
FIN.