Logan y la amistad en el jardín de infantes


Había una vez un niño llamado Logan, quien estaba muy emocionado porque era su primer día en el jardín.

Logan era un niño especial, tenía autismo, lo que hacía que a veces le resultara difícil comunicarse y relacionarse con los demás. Logan se levantó temprano por la mañana y se vistió con su uniforme escolar. Llevaba puesta una camisa celeste con pantalones grises y zapatos negros relucientes. Estaba listo para comenzar esta nueva aventura.

Cuando llegó al jardín, se encontró rodeado de niños de su edad que estaban jugando y riendo. Logan sintió un poco de miedo e incertidumbre, no sabía cómo interactuar con ellos.

La maestra del jardín, la señorita Laura, notó que Logan parecía un poco perdido y decidió acercarse a él. Con una sonrisa amable le dijo: "Hola, Logan. Soy la señorita Laura, tu maestra. Bienvenido al jardín". Logan miró a la señorita Laura tímidamente y respondió: "- Hola".

La señorita Laura entendió que Logan necesitaba un poco más de tiempo para sentirse cómodo en este nuevo entorno. Así que decidió hacer algo especial para ayudarlo.

Durante el día, mientras los otros niños jugaban en grupos pequeños, la señorita Laura dedicaba tiempo exclusivamente a jugar con Logan. Juntos construían torres de bloques coloridos y reían mientras las derribaban. "- ¡Mira qué alto puedo construir!", exclamó entusiasmada la señorita Laura.

"- ¡Muy alto!", respondió Logan con una sonrisa en su rostro. La señorita Laura también notó que a Logan le gustaban los números y las formas. Así que decidió incorporar actividades relacionadas con ellos en su rutina diaria.

Un día, la señorita Laura llevó al jardín unos cubos de colores y les pidió a todos los niños que formaran diferentes figuras con ellos. Logan, quien era muy bueno en esto, construyó un hermoso castillo.

"- ¡Wow, Logan! Eres un experto constructor", exclamó la señorita Laura orgullosa. Logan sonrió y se sintió feliz de poder mostrar sus habilidades a sus compañeros de clase. Poco a poco, fue ganando confianza y comenzó a interactuar más con ellos.

Con el tiempo, Logan se hizo amigo de un niño llamado Martín. Juntos jugaban al fútbol en el patio del jardín y exploraban el mundo lleno de aventuras imaginarias. Un día, durante el recreo, Martín vio cómo otro niño empujaba sin querer a Logan mientras corría.

Martín no dudó ni un segundo en defender a su amigo y decirle al niño: "- ¡Cuidado! No empujes a mi amigo".

El niño se disculpó rápidamente y desde ese momento entendió que debía tratar con respeto a todos sus compañeros. Logan estaba feliz de tener un amigo como Martín que lo apoyara y cuidara. Juntos descubrieron nuevas cosas cada día y ayudaron a otros niños cuando lo necesitaban.

Cuando llegó el último día del jardín, Logan miraba hacia atrás y se sentía orgulloso de todo lo que había logrado. Había superado sus miedos, hecho nuevos amigos y aprendido muchas cosas interesantes. La señorita Laura le entregó un diploma especial a Logan por su valentía y determinación.

Todos los niños aplaudieron emocionados mientras Logan sonreía con alegría.

Logan había comenzado su aventura en el jardín con muchos desafíos, pero gracias al apoyo de la señorita Laura y la amistad de Martín, había demostrado al mundo que ser diferente no era un obstáculo para tener éxito. Y así, Logan siguió creciendo rodeado de amor, amistad y aprendizaje.

Cada día era una nueva oportunidad para explorar el mundo y compartir su increíble forma de ver las cosas con los demás.

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