Logan y su Gran Aventura



Había una vez un joven llamado Logan, que pasaba sus días limpiando una oficina en el centro de la ciudad. Un día, mientras pasaba el trapeador, encontró un líquido extraño que brillaba con colores vibrantes en el fondo de una oficina olvidada. Curioso como era, no pudo resistir la tentación y, sin pensarlo dos veces, se acercó y bebió un poco.

Un inmediato cosquilleo recorrió su cuerpo.

- ¡¿Qué fue eso? ! - exclamó Logan, sintiéndose un poco mareado. De repente, notó que podía mover objetos con solo pensarlo. Una silla se elevó del suelo y comenzó a girar en el aire. ¡Estaba emocionado y asustado al mismo tiempo!

Días después, estaba en el parque cuando vio a un niño jugando cerca de la calle. De repente, un coche venía a toda velocidad, dirigiéndose hacia el pequeño. Sin pensarlo, Logan extendió su mano y, como si fuera magia, creó un campo de fuerza que detuvo el coche en seco.

- ¡Wow, gracias! - dijo el niño, sus ojos muy abiertos.

- No hay de qué - respondió Logan, aún sorprendido por lo que había hecho.

En ese instante, Martínez, un chico mayor que había estado observando desde lejos, se le acercó.

- ¡Eso fue increíble! - dijo Martín, entusiasmado. - Tengo un amigo que tiene poderes como los tuyos, pero necesita ayuda para controlarlos. ¿Te gustaría aprender?

Logan asintió con la cabeza, sus ojos brillando de emoción. Juntos, comenzaron a entrenar en un parque donde Martín le enseñaba técnicas para dominar sus poderes. Ambos se reían cuando Logan hacía volar las pelotas o creaba burbujas de energía.

- Tienes que aprender a ser responsable - le advirtió Martín un día. - Con grandes poderes, vienen grandes responsabilidades.

Sin embargo, un día, mientras practicaban, una sombra oscura se cernió sobre ellos. Un villano llamado Sombrío apareció, deseando apoderarse de los poderes de Logan.

- ¡Dame ese poder, chiquillo! - gritó Sombrío, haciendo que el viento soplara fuerte a su alrededor.

Logan sintió miedo, pero recordó las lecciones de Martín.

- No puedo dejar que esto me asuste - se dijo a sí mismo.

- ¡Nosotros no tenemos miedo! - gritó Martín, motivando a Logan.

Logan, decidido, amplificó su energía y creó un escudo luminoso que desvió los ataques de Sombrío. Con un movimiento rápido, usó su poder para envolver al villano en burbujas que lo ataron.

- ¡Esto no termina aquí! - rugió Sombrío mientras desaparecía en una nube de vapores.

Después de ese encuentro, Logan se dio cuenta de que ser un superhéroe no solo era sobre tener poderes, sino también sobre ayudar a los demás y ser un buen amigo. Logró salvar al niño, detener a un villano y, lo más importante, se convirtió en un héroe en su comunidad. Desde entonces, junto a Martín, pasaron sus días ayudando a los demás, compartiendo risas y creando un mundo más seguro, uno donde los héroes siempre emergen, sin importar lo complicado que parezca el camino.

- ¡Vamos a seguir ayudando a la gente! - dijo Martin emocionado.

- Sí, ser un héroe es lo mejor - respondió Logan con una gran sonrisa, recordando cómo todo había comenzado con un simple trapeador y un líquido misterioso. Fin.

FIN.

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