Lola, la ardilla alada
Había una vez en un bosque encantado, una pequeña ardilla llamada Lola que soñaba con volar como los pájaros. Todos los días miraba con envidia cómo las aves volaban de rama en rama, y ella solo podía trepar árboles.
Un día, mientras buscaba bellotas para su almuerzo, se encontró con un búho sabio llamado Don Eusebio. El búho notó la tristeza en los ojos de Lola y le preguntó qué le pasaba.
"¡Oh don Eusebio! ¡Cómo desearía poder volar como usted y las demás aves del bosque!", suspiró Lola. El búho sonrió con ternura y le dijo: "Lola, cada ser en este mundo tiene sus propias habilidades especiales.
Tú eres ágil y rápida trepando árboles, algo que ninguna otra criatura puede hacer tan bien como tú. En lugar de desear ser diferente, deberías aprender a valorarte tal como eres". Lola reflexionó sobre las palabras del búho sabio y decidió seguir su consejo.
Comenzó a practicar sus habilidades de trepar árboles aún más, retándose a sí misma a llegar más alto cada vez. Con el tiempo, se convirtió en la ardilla más veloz y hábil del bosque.
Un día, mientras jugaba en lo alto de un roble centenario, vio a un pajarito que no podía salir del nido por miedo a caerse. Sin dudarlo un segundo, Lola descendió rápidamente hasta donde estaba el pajarito y lo alentó con palabras amables.
"No temas pequeño pajarito, yo te ayudaré a dar tu primer vuelo", le dijo con dulzura. Con mucho cuidado, Lola enseñó al pajarito cómo extender sus alas y mantener el equilibrio en el aire.
Poco a poco, el pajarito ganó confianza gracias al apoyo de Lola y finalmente logró volar por primera vez. El bosque entero se llenó de alegría al ver al pequeño pajarito surcando el cielo junto a Lola.
Desde ese día, la ardilla comprendió que no necesitaba ser como las aves para sentirse especial; su corazón generoso y valiente era lo que realmente la hacía única.
Y así fue como Lola descubrió que la verdadera magia reside en aceptarse a uno mismo tal como es y compartir nuestras fortalezas para ayudar a los demás a alcanzar sus sueños más anhelados. Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nunca olvidemos esta gran enseñanza del bosque encantado.
FIN.