Lola, la llama defensora del bosque
Había una vez en las vastas y hermosas tierras de Argentina, una llama llamada Lola. Lola vivía felizmente con su manada en las alturas de la cordillera de los Andes.
Su pelaje era blanco como la nieve y sus ojos brillaban como dos estrellas. Un día, mientras Lola pastaba tranquilamente cerca del río, escuchó un sonido extraño que venía desde el bosque cercano. Curiosa, decidió ir a investigar qué pasaba.
Al llegar al lugar, quedó impactada al ver cómo los árboles eran talados sin piedad por unos hombres. Lola se acercó a uno de ellos y le preguntó: "Disculpe señor, ¿por qué están destruyendo este hermoso bosque?".
El hombre respondió con indiferencia: "Estamos construyendo una carretera para facilitar el transporte". Lola no podía creer lo que estaba escuchando. Sabía que esos árboles eran el hogar de muchos animales y que su desaparición sería devastadora para el ecosistema.
Decidida a hacer algo al respecto, buscó ayuda entre sus amigos animales. Primero se encontró con Pedro el cóndor, quien siempre volaba alto sobre las montañas. "-Pedro -dijo Lola-, necesitamos tu ayuda para detener la tala indiscriminada de árboles en nuestro querido bosque".
Pedro asintió con tristeza y prometió hablar con otros cóndores para encontrar una solución. Después encontraron a Martina la vicuña, quien era conocida por su sabiduría ancestral. "-Martina -le dijo Lola-, necesitamos tu consejo para proteger nuestro hogar".
Martina reflexionó durante un momento y propuso que todos los animales se unieran en una protesta pacífica frente a la carretera en construcción. Lola y sus amigos comenzaron a difundir la noticia entre todos los animales de la cordillera.
Muchos se unieron a ellos, desde el águila majestuosa hasta el zorro astuto. Juntos, marcharon hacia la carretera con carteles y consignas en defensa del bosque. Los hombres quedaron sorprendidos al ver aquel espectáculo de unidad animal.
Algunos incluso empezaron a cuestionarse si estaban tomando la decisión correcta. Uno de ellos se acercó a Lola y le preguntó: "¿Qué puedo hacer para remediar mi error?".
Lola sonrió y respondió: "-Debes detener inmediatamente la tala de árboles y buscar una solución alternativa para la carretera". El hombre asintió con gratitud y prometió cambiar su forma de actuar. Desde ese día, Lola se convirtió en una líder valiente que luchaba por proteger su hogar.
Gracias a su determinación y al apoyo de sus amigos, lograron salvar el bosque de los Andes. La llama blanca pasó a ser conocida como "Lola, la protectora del bosque".
Y así fue como Lola enseñó a todos que cada uno puede marcar una diferencia cuando se trata de cuidar nuestro planeta. Desde entonces, más personas han tomado conciencia sobre la importancia de preservar nuestros recursos naturales.
La historia de Lola inspiró a muchos niños argentinos a convertirse en defensores de la naturaleza. Y así, generación tras generación, se ha creado un movimiento para proteger las llamas y su entorno natural. Lola siempre será recordada como una llama valiente que nunca se rindió ante la adversidad.
Su historia continúa resonando en los corazones de todos aquellos que sueñan con un mundo mejor y más respetuoso con la naturaleza.
FIN.