Lola, la vaquita mensajera



Había una vez una vaquita llamada Lola que vivía en una granja en el campo. A diferencia de las demás vacas, a Lola le gustaba aventurarse y explorar más allá de los límites de la granja.

Soñaba con conocer nuevos lugares y vivir emocionantes aventuras. Un día, mientras paseaba por los alrededores de la granja, Lola encontró una vieja moto abandonada en un camino. Se acercó curiosa y decidió subirse a ella.

¡Qué emoción sentía! Nunca antes había montado algo tan rápido y divertido como aquella moto. Lola arrancó la moto y comenzó a recorrer el campo a toda velocidad. Los animales de la granja se asombraron al verla pasar.

"-¡Miren a Lola, está montando una moto!", exclamaban sorprendidos. La noticia sobre la vaquita con moto corrió rápidamente por todo el pueblo cercano. Todos querían verla en acción y conocer su historia. Incluso llegaron periodistas para entrevistarla.

El Alcalde del pueblo quedó impresionado por las habilidades motociclistas de Lola e hizo un anuncio importante: "-¡Lola, te necesitamos! En nuestro pueblo hay muchos niños que no pueden ir a la escuela porque viven muy lejos o no tienen medios para llegar hasta allí.

¿Podrías llevarles sus tareas escolares en tu moto?"Lola aceptó emocionada el desafío y se convirtió en "La Vaquita Mensajera".

Todos los días, cargaba su mochila llena de tareas escolares y recorría kilómetros para entregarlas a los niños que más lo necesitaban. Poco a poco, la fama de Lola creció y muchos empezaron a donar libros y útiles escolares para ayudarla en su misión.

Lola se convirtió en un símbolo de esperanza y superación para los niños del pueblo. Un día, mientras estaba entregando tareas, Lola encontró a Lucas, un niño triste y solitario que vivía en una pequeña casa alejada del resto del pueblo. "-¿Qué te pasa, Lucas?", preguntó preocupada Lola.

"-No tengo amigos y me siento muy solo", confesó Lucas con lágrimas en los ojos. Lola tuvo una idea maravillosa. "-¡Lucas, sube a mi moto! Te llevaré al pueblo donde hay muchos niños con quienes podrás jugar y hacer amigos".

Lucas aceptó la invitación de Lola y juntos emprendieron el viaje hacia el pueblo. Al llegar, todos los niños se acercaron curiosos a conocer al nuevo amigo de Lola. Desde ese día, Lucas nunca más se sintió solo.

Jugaba con los demás niños todo el tiempo y tenía una sonrisa permanente en su rostro gracias a la amistad de Lola. La historia de "La Vaquita Mensajera" llegó tan lejos que incluso llegaron cartas desde otros países felicitándola por su labor.

La fama no cambió a Lola; seguía siendo humilde e inspiraba a todos con su valentía y generosidad. Y así fue como "La Vaquita Mensajera" dejó un legado imborrable en aquel pequeño rincón del mundo.

Recordemos siempre que podemos hacer grandes cosas si estamos dispuestos a salir de nuestra zona de confort y ayudar a los demás.

FIN.

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