Lola y el concurso musical
Había una vez en la hermosa isla de Puerto Rico, una cotorra muy especial llamada Lola. Lola era conocida por su plumaje colorido y su risa contagiosa que alegraba a todos los animales del bosque.
Un día, mientras volaba por el bosque, Lola se encontró con un pajarito triste y solitario llamado Pepe. Pepe le contó a Lola que se sentía así porque no podía cantar tan bonito como los demás pájaros.
Lola, con su espíritu amable y positivo, decidió ayudar a Pepe a descubrir su verdadero talento. "¡Hola Pepe! No te preocupes, yo te enseñaré a cantar de una forma única y especial", dijo Lola con entusiasmo.
Lola pasó días enseñándole a Pepe diferentes melodías y ritmos. Juntos exploraron nuevos sonidos y formas de expresión. Poco a poco, Pepe fue ganando confianza en sí mismo y descubrió que tenía un don especial para la música.
Un día, se anunció un gran concurso de canto en el bosque donde todos los pájaros mostrarían sus habilidades. A pesar de sus dudas iniciales, Pepe decidió participar gracias al apoyo incondicional de Lola.
El día del concurso llegó y todos los animales del bosque se reunieron para escuchar a los concursantes. Los primeros en cantar fueron pájaros con voces impresionantes que dejaron boquiabiertos al público. Finalmente llegó el turno de Pepe.
Con nervios pero determinación, subió al escenario y comenzó a cantar la canción que había compuesto junto a Lola. Al principio titubeante, pero luego cobrando fuerza con cada nota hasta llenar el bosque con su melodiosa voz.
Al terminar su presentación, el silencio se apoderó del lugar por un momento antes estallar en aplausos y vítores. Todos reconocieron el talento único de Pepe y lo celebraron como nunca antes.
Pepe había encontrado su voz gracias al amoroso acompañamiento de Lola y juntos demostraron que cada ser tiene algo especial que ofrecer al mundo si se atreve a creer en sí mismo. Desde ese día en adelante, Pepe siguió cantando con alegría en el corazón mientras que Lola continuaba esparciendo felicidad por doquier con su risa inconfundible.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda: siempre hay alguien dispuesto a ayudarte a brillar si tú también estás dispuesto a hacerlo.
FIN.