Lola y el Dragón de los Sueños
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Lola. Tenía 4 años y era una niña muy valiente. Le encantaban los cuentos de dragones, especialmente uno sobre un dragón mágico que podía hacer realidad los sueños de las personas. Sin embargo, Lola estaba pasando por una etapa difícil: había estado enferma y en tratamiento, pero siempre soñaba con volver a jugar en el parque y correr como lo hacía antes.
Un día, mientras estaba en su habitación, pensando en el dragón mágico, se quedó profundamente dormida. En ese momento, sus sueños comenzaron a cobrar vida. De repente, se encontró en un bosque lleno de colores vibrantes, donde el aire olía a caramelo y los árboles eran dulces galletitas.
"¡Hola!" - dijo una voz profunda y cálida. Lola miró hacia arriba y vio a un enorme dragón de escamas doradas.
"¡Hola! Soy Lola. ¿Quién sos?" - preguntó, con los ojos bien abiertos.
"Soy Drago, el Dragón de los Sueños. He venido a ayudarte en tu camino", dijo el dragón con una sonrisa. "Sé que has estado luchando mucho y quiero mostrarte algo especial".
Sin dudarlo, Lola subió a su espalda. Drago voló alto, sobre las nubes y las montañas, llevando a Lola en un viaje mágico. Vieron castillos de vitalidad, ríos de risas y puentes de esperanza.
"¿Ves, Lola? Tu valentía y tus sueños son como un faro de luz. Necesitas recordar que, aunque a veces te sientas asustada, siempre hay un camino hacia la felicidad".
Mientras volaban, llegaron a un lugar donde los dragones estaban trabajando juntos. Cada uno tenía una tarea especial, como ayudar a las flores a crecer, cuidar de los animales y hacer que el sol brille más. Pero, de repente, Lola vio que uno de los dragones más pequeños estaba tratando de encender su aliento de fuego.
"¿Qué le pasa?" - preguntó Lola, preocupada.
"Ese es Chispa, y está intentando hacer su magia, pero no cree en sí mismo. Quizás algo lo esté deteniendo" - respondió Drago.
Lola se bajó del dragón y se acercó a Chispa.
"¡Hola, Chispa! Soy Lola. ¿Por qué no puedes encender tu fuego?" - le preguntó amablemente.
Chispa suspiró. "No puedo. Soy muy pequeño y tengo miedo de que no sea suficiente".
Lola sonrió, recordando cómo había superado sus propios miedos. "Yo también tengo miedo a veces, pero ¡debemos creer que somos fuertes! ¿Te gustaría intentar juntos?" - le dijo.
Chispa miró a Lola y asintió timidamente.
"Sí, probemos juntos".
Juntos, contaron hasta tres y Chispa, con ayuda de Lola, dejó escapar un suave aliento de fuego. Para su sorpresa, una hermosa chispa brilló en el aire.
"¡Lo lograste, Chispa! ¡Eres increíble!" - gritó Lola emocionada. Drago se unió a ellos, con su aliento de fuego creando estrellas de luz en el cielo.
"¡Eso es, Chispa! Cada uno de nosotros tiene un poder único. Solo hay que creer en uno mismo" - dijo Drago.
Al ver cómo su nuevo amigo se llenaba de confianza, Lola sintió que su propio corazón se llenaba de alegría.
"¿Ves, Chispa? Todos podemos brillar, tú también. Vamos a ayudar a los demás juntos".
Juntos, Lola, Drago y Chispa ayudaron a los otros dragones en su trabajo. Cada corazón brillaba más que el anterior, llenando el bosque de risas y luz.
Pronto, Lola se dio cuenta de que había llegado el momento de regresar a casa. "Debo volver a mi cama, Drago, ¡pero nunca olvidaré esto!" - dijo con una sonrisa.
"Recuerda, Lola, siempre llevas el magic en tu corazón. Cuando necesites un poco de luz, solo cierra los ojos y piensa en tu valiente espíritu" - dijo Drago.
Lola se despidió de Chispa y Drago y, mientras se despertaba en su habitación, una chispa de alegría llenó su corazón.
Poco tiempo después, Lola continuó su tratamiento con una nueva energía. Se acordaba de Drago y Chispa cada vez que sentía miedo o tristeza. En cada día difícil, solo pensaba en su mágico viaje y recordaba que tener valía es lo que realmente importa.
Y así, Lola siguió hacia adelante, con la luz de sus sueños brillando fuerte, dispuesta a conquistar cualquier desafío que se presentara en su camino.
Los dragones siempre estarán en su corazón, y con su magia, Lola sabía que siempre sería valiente. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.