Lola y el Mapa de la Amabilidad



Había una vez una perra llamada Lola que vivía en un pequeño pueblo junto a su dueña, Clara. Lola era una mascota muy feliz y siempre estaba llena de energía.

Un día, mientras paseaban por el parque, Lola encontró un mapa misterioso tirado en el suelo. - ¡Mira, Clara! ¡Encontré un mapa! -ladró emocionada Lola. Clara miró el mapa con curiosidad y vio que llevaba a un lugar llamado "El Jardín Encantado".

Sin pensarlo dos veces, decidieron seguir las indicaciones del mapa y se adentraron en una aventura emocionante. El camino hacia El Jardín Encantado no fue fácil. Tuvieron que cruzar ríos y trepar montañas, pero finalmente llegaron al destino marcado en el mapa.

Lo que vieron los dejó sin palabras: un lugar maravilloso lleno de flores de todos los colores, árboles altos y frondosos, y animales jugando felices. Lola corrió emocionada entre las flores mientras Clara la seguía riendo.

De repente, se encontraron con una mariposa parlanchina llamada Margarita. - ¡Hola! Soy Margarita, la guardiana del Jardín Encantado ¿Cómo puedo ayudarte? -dijo la mariposa sonriendo. - Hola Margarita. Mi perra Lola encontró este mapa y nos trajo aquí.

No sabemos qué hacer ahora -respondió Clara intrigada. Margarita explicó que El Jardín Encantado era un lugar especial donde los animales podían aprender cosas nuevas cada día para ser mejores amigos humanos.

Les dijo que Lola tenía un don especial para ayudar a las personas a ser más amables y compasivas. - ¿Cómo puedo ayudar? -preguntó Lola emocionada. Margarita le explicó que había una competencia en el Jardín Encantado llamada "La Prueba de la Amabilidad".

Consistía en realizar tres actos de bondad desinteresados para ganar un premio muy especial. Lola aceptó el reto y comenzó su primera prueba. Vio a un conejito perdido llorando y decidió llevarlo de regreso con su mamá.

Después, encontró un pajarito herido y lo llevó al veterinario del jardín. Finalmente, vio a una abuelita triste sentada en un banco y se acercó a ella para hacerle compañía.

Cuando terminaron las pruebas, Margarita felicitó a Lola por su amabilidad y le entregó el premio: una corona brillante que simbolizaba su nobleza interior. Desde ese día, todos los animales del Jardín Encantado la admiraron por su generosidad y Clara estaba muy orgullosa de tenerla como mascota.

Lola entendió que ayudar a los demás era algo maravilloso, así que decidió compartir sus enseñanzas con otros perros y humanos fuera del jardín. Viajaron por diferentes lugares enseñando valores como el respeto, la empatía y la solidaridad.

La historia de Lola se volvió famosa en todo el mundo animal, inspirando a muchas personas a ser mejores cada día.

Y así, gracias al mapa misterioso, Lola encontró no solo El Jardín Encantado, sino también su propósito en la vida: hacer del mundo un lugar más amable y compasivo para todos.

FIN.

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