Lola y el mundo de la imaginación


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivía una niña llamada Lola. A Lola le encantaba ver películas y leer libros de fantasía, pero su favorito de todos era "Las Crónicas de Narnia".

Un día, mientras navegaba por internet, descubrió un video que mostraba el maravilloso mundo de Narnia y se emocionó tanto que decidió que quería ir allí.

"¡Mamá, mamá! ¡Acabo de ver un video sobre Narnia y quiero ir! ¿Podemos comprar tickets para viajar allí?", exclamó Lola emocionada. Su mamá la miró con cariño y le explicó que Narnia era solo un lugar imaginario creado por C. S.

Lewis en sus libros, y que no existían tickets para ir allí en la vida real. Lola se sintió desilusionada al enterarse de esto, pero su mamá le recordó que la magia de la imaginación no tenía límites y que siempre podía crear su propia versión de Narnia en su mente.

"Pero mamá, no es lo mismo", respondió Lola con tristeza. Su mamá le dio un abrazo reconfortante y le dijo: "A veces las mejores aventuras comienzan cuando usamos nuestra creatividad.

¿Por qué no intentas crear tu propia historia inspirada en Narnia?". Lola pensó por un momento y luego una sonrisa iluminó su rostro. Decidió seguir el consejo de su mamá y se puso a trabajar en escribir su propia historia fantástica.

Así comenzaron las aventuras de Lola en el mundo mágico de —"Narnita" , donde los animales hablaban, los árboles susurraban secretos antiguos y la valentía era tan importante como la amistad.

En cada página que escribía, Lola se sumergía más y más en su propio universo imaginario, lleno de criaturas extraordinarias y paisajes asombrosos. Un día, mientras paseaba por el parque cerca de su casa con su cuaderno lleno de historias, Lola escuchó una voz familiar detrás suyo.

Se dio vuelta sorprendida para encontrarse con sus amigos del barrio sosteniendo entradas brillantes en sus manos. "¡Lola! Tenemos tickets para ir a ver una obra basada en Las Crónicas de Narnia esta tarde. ¿Quieres venir con nosotros?", dijeron sus amigos emocionados. Lola no podía creerlo.

La emoción inundaba su corazón al darse cuenta de que, aunque no pudo ir a Narnia como había soñado inicialmente, encontró otra forma maravillosa de disfrutar esa misma magia gracias a la creatividad y a la generosidad de sus amigos.

Y así fue como Lola aprendió que los sueños pueden tomar diferentes formas e incluso superar nuestras expectativas cuando menos lo esperamos.

Desde entonces, siguió escribiendo historias fantásticas inspiradas en mundos imaginarios porque sabía que la verdadera magia estaba dentro de ella todo el tiempo.

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