Lola y el río renovado


En un pequeño pueblo de Chad, llamado Chadicito, vivía una niña llamada Lola. Lola era muy curiosa y siempre estaba en busca de aventuras.

Un día, mientras jugaba en el río con sus amigos, vio que el agua estaba sucia y llena de basura. Lola se preocupó mucho al darse cuenta de que su querido río estaba contaminado. Decidió hablar con los adultos del pueblo, pero todos le decían que no podían hacer nada al respecto.

Incluso el presidente del país parecía ignorar la situación. Un grupo de recolectores de basura del pueblo, liderados por Don Tomás, un hombre sabio y respetado por todos, se reunieron para discutir qué hacer ante tanta contaminación.

Estaban cansados de ver cómo su hermoso pueblo se estaba convirtiendo en un lugar sucio y peligroso para vivir. "Debemos hacer algo al respecto", dijo Don Tomás con determinación. "No podemos depender solo del presidente para resolver este problema.

¡Es hora de tomar acción!"Los recolectores decidieron ir a la casa presidencial para pedirle al mandatario que tomara medidas contra la contaminación. Pero cuando llegaron allí, se encontraron con las puertas cerradas y nadie dispuesto a escuchar sus preocupaciones.

"¡No nos quedaremos de brazos cruzados! ¡Haremos una protesta pacífica hasta que el presidente acceda a hablar con nosotros!", exclamó Don Tomás. Así fue como los recolectores de basura organizaron una manifestación frente a la casa presidencial.

La noticia pronto se extendió por todo el país y más personas se unieron a la causa. La valentía y determinación de los habitantes de Chadicito inspiraron a otros pueblos vecinos a unirse en la lucha contra la contaminación.

Pronto, el presidente se vio obligado a escuchar las demandas del pueblo y tomar medidas para limpiar el río y proteger el medio ambiente.

Con el tiempo, gracias al esfuerzo conjunto de todos los ciudadanos, Chadicito volvió a ser un lugar limpio y seguro para vivir. Lola aprendió que nunca es demasiado joven para marcar la diferencia y que cuando las personas se unen por una causa justa, pueden lograr grandes cambios.

Y así, entre sonrisas y abrazos, los habitantes celebraron su victoria sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara en el futuro.

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