Lola y el robot prodigioso
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Invento, una niña llamada Lola. Desde muy pequeña, a Lola le encantaba inventar cosas nuevas y sorprendentes.
Pasaba horas y horas en su laboratorio improvisado en el patio de su casa, creando artefactos increíbles con materiales reciclados que encontraba por ahí.
Un día, se enteró de que en la feria anual del pueblo iba a haber un concurso de inventos y decidió que era su gran oportunidad para mostrarle al mundo lo que podía hacer. Con mucha emoción, se puso manos a la obra y creó un robot limpiador automático que funcionaba con energía solar.
El día del concurso llegó y Lola presentó su invento ante las autoridades del pueblo, encabezadas por el intendente Don Fulgencio, un hombre mayor algo incrédulo y conformista. Cuando el robot limpiador comenzó a funcionar, todos quedaron maravillados con la creatividad de Lola. Todos menos Don Fulgencio.
- ¡Esto es increíble! ¡Nunca vi algo así antes! -exclamó uno de los jueces. - Sí, es realmente impresionante el trabajo de esta niña -dijo otro juez emocionado. Pero Don Fulgencio frunció el ceño y dijo: - Bueno bueno, no nos apresuremos tanto.
¿Cómo sabemos si esto realmente funciona o si no es solo una trampa? Lola se sintió desanimada al ver la actitud negativa del intendente, pero decidió demostrarle que su invento era real.
Tomó un trapo sucio y lo arrojó al suelo frente al robot limpiador. En cuestión de segundos, el robot se activó y comenzó a limpiar el trapo sin dejar ni rastro de suciedad. Los jueces estaban impresionados y ovacionaron a Lola mientras Don Fulgencio miraba incrédulo.
Finalmente, tuvo que reconocer el talento de la niña inventora y le entregó el primer premio del concurso. A partir de ese día, Villa Invento cambió por completo.
Las autoridades mediocres dejaron atrás sus prejuicios y empezaron a apoyar a los jóvenes talentosos como Lola. Se crearon programas para fomentar la creatividad e innovación en los niños del pueblo, inspirados por el ingenio de aquella pequeña inventora.
Lola se convirtió en todo un ejemplo para los más chicos y cada año la feria anual del pueblo estaba llena de inventos revolucionarios creados por ellos.
Y todo gracias a una niña con grandes ideas que supo demostrarle al mundo entero que no hay límites cuando se trata de soñar en grande.
FIN.