Lola y el tesoro del sapo


Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Lola, a quien le encantaba explorar la naturaleza. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró a un sapo muy triste y solitario.

Sin dudarlo, se acercó para hablar con él. - ¿Qué te sucede? -preguntó Lola al sapo. El sapo levantó la mirada y con voz apagada respondió: "Estoy triste porque nadie quiere ser mi amigo. Todos me tienen miedo por ser un sapo".

Lola sintió compasión por el sapo y decidió ayudarlo. Juntos pasaron horas charlando y descubrieron que tenían muchas cosas en común. El sapo resultó ser muy simpático e inteligente. - ¡Eres genial! -exclamó Lola emocionada.

El sapo sonrió por primera vez en mucho tiempo y agradeció a Lola por brindarle su amistad. A partir de ese momento, se volvieron inseparables y vivieron grandes aventuras juntos. Un día, mientras exploraban una cueva misteriosa, se encontraron con un tesoro escondido.

Brillaba con destellos dorados y piedras preciosas que deslumbraban sus ojos. - ¡Increíble! ¡Encontramos un tesoro juntos! -gritó Lola emocionada. El sapo saltaba de alegría mientras celebraban su hallazgo.

Decidieron compartirlo con los habitantes del pueblo para traer prosperidad a todos. La noticia del tesoro se extendió rápidamente y pronto el pueblo entero estaba celebrando junto a Lola y el sapo.

Todos admiraban la valentía de la niña y la amistad que había surgido entre ella y el simpático anfibio. Desde ese día, Lola se convirtió en la heroína del pueblo y el sapito en su fiel compañero de aventuras.

Juntos demostraron que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo y que las diferencias no importan cuando hay amor y solidaridad en el corazón. Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero la amistad entre la niña Lola y el simpático sapito continuará por siempre jamás.

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