Lola y el vestido mágico


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, una niña llamada Lola. Lola era una niña muy alegre y soñadora, siempre estaba pensando en nuevas aventuras y en cómo hacer feliz a la gente que la rodeaba.

Un día, se acercaba el cumpleaños de su abuelita Rosa, y todos en la familia estaban preparando una gran fiesta para celebrarlo.

Lola estaba emocionada porque iba a ser la primera vez que usaría su vestido de fiesta nuevo, un vestido blanco con muchos brillos y detalles brillantes que hacían que pareciera un vestido de princesa. El día de la fiesta llegó y todo estaba listo para recibir a los invitados.

La abuela Rosa lucía radiante con su corona de flores y todos estaban felices de estar juntos compartiendo ese momento especial. Pero justo cuando Lola estaba por ponerse su vestido de fiesta, algo inesperado sucedió.

Al intentar colgarse el vestido en la percha, éste se enganchó con un clavo suelto en la pared y se rasgó justo en el medio. ¡Lola quedó horrorizada al ver lo ocurrido! Su precioso vestido nuevo estaba arruinado antes siquiera de poder ponérselo.

"¡Ay no! ¿Qué voy a hacer ahora?" -exclamó Lola con lágrimas en los ojos.

La abuela Rosa, al verla tan triste, se acercó a consolarla y le dijo: "No te preocupes querida, lo importante no es cómo te ves por fuera sino cómo eres por dentro. El verdadero brillo está en tu corazón". Lola entendió las palabras de su abuela y decidió buscar una solución para seguir adelante con la fiesta.

Recordó que tenía guardada una caja llena de retazos de tela que había ido recolectando durante sus paseos por el campo. Con mucha creatividad e ingenio, comenzó a cortar los retazos y a coserlos uno junto al otro formando un hermoso patchwork multicolor.

"¡Mira abuelita! ¡He creado mi propio vestido único!" -exclamó Lola emocionada. Todos quedaron maravillados al ver el increíble trabajo manual que había realizado Lola con tanto amor y dedicación.

Su nuevo vestido era aún más hermoso que el anterior, lleno de colores vibrantes y detalles únicos que lo hacían especial. La fiesta continuó con alegría y todos disfrutaron del talento artístico de Lola.

La abuela Rosa le dio las gracias por enseñarles una valiosa lección: no hay obstáculo grande cuando se tiene creatividad y amor para superarlo. Desde ese día, Lola siguió creando hermosas prendas únicas usando su imaginación sin límites. Siempre recordaba aquel cumpleaños especial donde aprendió que lo importante no es cómo lucimos por fuera, sino quiénes somos por dentro.

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