Lola y la aventura de leer libros



Lola era una niña curiosa y traviesa que asistía al primer grado en la escuela de su barrio. Su maestra, la Señorita Ana, era muy dulce pero también muy exigente cuando se trataba de enseñarles a leer.

Un día, la Señorita Ana les dijo a todos los niños de la clase que cada uno debía escoger un libro de la biblioteca de la escuela para leer durante el mes. A Lola le encantaba la idea de sumergirse en nuevas historias, pero al mismo tiempo sentía un poco de miedo y duda. Ella todavía no era tan buena leyendo, y muchos de los libros en la biblioteca parecían demasiado grandes y complicados para ella.

Al llegar a casa, Lola le contó a su mamá sobre la tarea de la Señorita Ana. Su mamá, con una sonrisa cálida, le dijo: "Lola, tú puedes hacerlo. Puede que los libros parezcan grandes, pero cada uno guarda una aventura especial esperando por ti". Estas palabras fueron como un rayo de luz en el corazón de Lola, quien decidió esforzarse al máximo para encontrar el libro perfecto.

Al día siguiente, Lola se dirigió a la biblioteca de la escuela con determinación. Al recorrer los estantes, un libro de tapa brillante y llena de colores llamó su atención. Se trataba de 'Las aventuras de Martín el ratón', un libro ilustrado con letras grandes. Lola lo tomó con entusiasmo y se lo mostró a la Señorita Ana, quien le sonrió y asintió orgullosa.

Lola comenzó a leer el libro con emoción. Las aventuras de Martín el ratón eran tan emocionantes y divertidas que Lola no podía dejar de leer. Poco a poco, las palabras se volvieron más familiares y fáciles de entender para ella. Con el tiempo, Lola se volvió tan buena leyendo que ya no necesitaba ayuda con las palabras difíciles.

Después de terminar 'Las aventuras de Martín el ratón', Lola se sintió tan orgullosa de sí misma que decidió buscar otro libro en la biblioteca. Esta vez escogió 'El misterio del tesoro escondido', un libro un poco más grande y con más texto. A pesar de la dificultad, Lola no se rindió. Con paciencia y esfuerzo, logró superar cada obstáculo y terminar el libro.

Al final del mes, la Señorita Ana pidió a cada niño que compartiera su experiencia con el libro que habían elegido. Cuando le llegó el turno a Lola, ella se puso de pie y habló con entusiasmo sobre las aventuras que vivió a través de la lectura. Su voz resonaba con emoción y su rostro irradiaba orgullo.

La Señorita Ana, con lágrimas en los ojos, abrazó a Lola y le dijo: "Lola, has descubierto el maravilloso mundo de la lectura. Nunca dejes de explorarlo, porque siempre encontrarás tesoros increíbles en los libros".

Desde ese día, Lola se convirtió en una ávida lectora, explorando mundos nuevos y fantásticos a través de las páginas de los libros. Y cada vez que enfrentaba un desafío, recordaba las palabras de su mamá y la Señorita Ana, que le recordaban que ella podía lograr cualquier cosa si se esforzaba lo suficiente.

FIN.

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