Lola y la lección de cuidado



Era un día soleado en el barrio de Lucía, una niña de 7 años que vivía con su familia en una casa con jardín. Lucía tenía una mascota muy especial, una perra llamada Lola.

Lola era su compañera fiel y siempre estaba dispuesta a jugar y darle cariño. Un día, después del almuerzo, Lucía le preguntó a su mamá si podían sacar la basura juntas.

Su mamá aceptó y le dio las llaves para que abriera el contenedor. Cuando salieron al patio trasero, Lola se emocionó mucho al verlas salir. "¡Lola! ¿Quieres venir con nosotras?" - preguntó Lucía mientras acariciaba a su perra. "Guau guau" - respondió Lola moviendo la cola.

Así fue como las tres salieron a la calle: Lucía llevando la bolsa de basura en una mano y sujetando la correa de Lola en la otra; mientras que su mamá iba detrás observándolas atentamente.

Mientras caminaban hacia el contenedor, Lola olfateaba cada rincón y se detenía para marcar su territorio. De repente, un gato negro apareció frente a ellas y comenzó a maullar provocativamente.

"Mamá, ¿puedo soltar a Lola para que juegue con el gato?" - preguntó entusiasmada Lucía. "No hija, mejor mantenla cerca tuyo. No sabemos cómo puede reaccionar ese gato" - respondió su mamá prudentemente. Lucía entendió lo que dijo su mamá y decidió seguir adelante sin prestarle atención al gato.

Mientras arrojaba la bolsa de basura en el contenedor, Lola comenzó a ladrar desesperadamente. "¿Qué pasa Lola? ¿Por qué ladras tanto?" - preguntó preocupada Lucía. De repente, se escucharon unos ruidos extraños detrás del contenedor.

Lucía y su mamá se asustaron un poco y decidieron investigar. Al acercarse, vieron que había un pequeño cachorro abandonado llorando por su madre. "Mamá, tenemos que ayudarlo" - dijo Lucía con lágrimas en los ojos.

"Tienes razón hija, no podemos dejarlo aquí solo" - respondió su mamá con decisión. Así fue como las tres volvieron a casa llevando al cachorro en brazos. Lo bañaron, le dieron comida y lo hicieron sentir parte de la familia.

A partir de ese día, Lola tuvo un nuevo amigo para jugar y compartir momentos divertidos junto a ella. Lucía aprendió una gran lección ese día: siempre hay que estar pendiente de los demás seres vivos y ayudarlos cuando lo necesiten.

Además, entendió la importancia de ser responsable al sacar la basura y cuidar el ambiente donde vivimos.

Desde entonces, cada vez que salían a sacar la basura juntas recordaban esa aventura emocionante que las hizo crecer como personas y fortaleció el vínculo entre ellas.

FIN.

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