Lola y la semilla mágica



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Lola. Lola era muy curiosa y siempre se preguntaba sobre el mundo que la rodeaba.

Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró una extraña semilla brillante. Lola decidió plantarla en su jardín y cuidarla con mucho amor. Todos los días regaba la planta y le hablaba para animarla a crecer fuerte y saludable.

Pero lo que no sabía Lola es que esa semilla era mágica. Pasaron los días y la planta comenzó a crecer rápidamente hasta convertirse en un árbol gigante con hojas doradas y ramas resplandecientes.

Una mañana, cuando Lola salió al jardín, descubrió algo asombroso: ¡el árbol tenía frutos mágicos! Sin pensarlo dos veces, Lola tomó uno de los frutos del árbol y lo abrió con cuidado. Para su sorpresa, dentro había un pequeño duende llamado Rvhggnuvera. -¡Hola! Soy Rvhggnuvera -dijo el duende-.

¿Quién eres tú? -Soy Lola -respondió ella emocionada-. ¿Eres un duende mágico? -Así es -contestó Rvhggnuvera-. Y estoy aquí para concederte tres deseos. Pero recuerda usarlos sabiamente. Lola estaba tan emocionada que no podía creerlo.

Comenzó a pensar en qué deseos podría pedirle al duende mágico. Después de mucho reflexionar, decidió hacer su primer deseo:-Deseo tener la capacidad de volar como un pájaro.

En ese instante, Lola sintió que sus pies se levantaban del suelo y comenzó a flotar en el aire. Era una experiencia maravillosa que le permitía ver el mundo desde las alturas. Con su nuevo poder, Lola recorrió los campos y las montañas, observando la belleza de la naturaleza desde lo alto.

Pero mientras volaba, vio a un niño triste sentado solo en un parque. Lola decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. El niño le contó que no tenía amigos y se sentía muy solo.

Entonces, Lola tuvo una idea brillante:-Deseo que todos los niños del mundo tengan amigos para jugar y divertirse juntos -pidió Lola al duende mágico. De repente, miles de pequeños duendes salieron de los árboles cercanos y comenzaron a buscar niños solitarios por todo el mundo.

Los llevaron a un lugar mágico donde pudieran conocerse y hacer nuevos amigos. Lola estaba feliz al ver cómo los niños jugaban entre sí y sonreían. Pero aún quedaba un último deseo por cumplir.

Después de mucho pensar, Lola decidió hacer su tercer deseo:-Deseo que todos los animales sean felices y vivan en paz -pidió con determinación. En ese momento, los animales salvajes dejaron de pelearse entre sí.

Los leones compartieron su comida con las cebras, los lobos jugaron amistosamente con los conejos y hasta las serpientes bailaron junto a las aves sin asustarlas. Lola había logrado traer armonía al mundo animal gracias a su tercer deseo.

A medida que pasaba el tiempo, Lola se dio cuenta de que los deseos no solo habían cambiado la vida de los demás, sino también la suya propia. Había aprendido a ser generosa y compasiva con los demás, y eso le había traído felicidad.

Desde entonces, Lola vivió una vida llena de aventuras mágicas junto al duende Rvhggnuvera. Juntos ayudaron a más niños solitarios, protegieron la naturaleza y promovieron la paz entre todos los seres vivos.

Y así fue como Lola descubrió que las cosas más maravillosas pueden ocurrir cuando usamos nuestros deseos para hacer el bien en el mundo.

FIN.

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