Lola y las Ardillas Amigables


Había una vez, en un hermoso bosque, una zorro llamada Lola. Lola era muy amigable y siempre estaba dispuesta a hacer nuevos amigos. Pasaba su tiempo recorriendo el bosque y conociendo a todos los animales que vivían allí.

Un día, mientras Lola caminaba por el bosque, se encontró con tres zorros más grandes que ella: Maxi, Luli y Rulo. Parecían ser muy amables y divertidos, así que Lola decidió acercarse a ellos.

"¡Hola! Soy Lola, ¿y ustedes?"- saludó entusiasmada. "¡Mucho gusto! Somos Maxi, Luli y Rulo"- respondieron los tres al unísono. Desde ese momento, Lola comenzó a pasar mucho tiempo con sus nuevos amigos. Juntos exploraban el bosque, jugaban carreras y contaban chistes.

Sin embargo, algo no parecía estar bien del todo. A medida que pasaba el tiempo, Lola notaba que Maxi, Luli y Rulo eran un poco egoístas.

Siempre querían ser los primeros en todo o recibir la mejor parte de la comida durante las cenas compartidas. Además, cada vez que alguien necesitaba ayuda en el bosque o tenía algún problema emocional ¡ellos simplemente desaparecían! Lola comenzó a sentirse incómoda con esta actitud de sus supuestos amigos.

Sabía que eso no era lo correcto y decidió alejarse de ellos para buscar nuevas amistades más genuinas. Un día soleado de primavera mientras paseaba sola por el bosque, escuchó unos ruiditos provenientes de un árbol cercano.

Al acercarse, descubrió a un grupo de ardillas jugando y riendo juntas. "¡Hola! Soy Lola. ¿Puedo unirme a su juego?"- preguntó con una gran sonrisa.

Las ardillas la recibieron con los brazos abiertos y Lola se dio cuenta de lo diferentes que eran estas nuevas amistades. Eran generosas, siempre estaban dispuestas a ayudar y compartían todo lo que tenían sin pedir nada a cambio. Con el tiempo, Lola se convirtió en la mejor amiga de las ardillas.

Juntos construyeron casitas en los árboles, recolectaron nueces para el invierno y exploraron cada rincón del bosque. Un día, mientras paseaban por el bosque, Lola vio a Maxi, Luli y Rulo acercarse. Se veían tristes y solitarios.

"Lola, nos dimos cuenta de nuestros errores. Nos comportamos mal contigo y queremos cambiar"- dijo Maxi con sinceridad. Lola sabía que todos merecen una segunda oportunidad, así que decidió perdonarlos y darles otra oportunidad.

Los zorros aprendieron mucho de sus errores y poco a poco comenzaron a cambiar su actitud egoísta por una más amigable y generosa.

Desde ese día, Lola tuvo dos grupos de amigos: las ardillas leales e incondicionales que siempre estaban ahí para ella; y los zorros arrepentidos que habían aprendido la importancia de ser buenos amigos. La historia de Lola enseña una valiosa lección: es importante rodearnos de personas verdaderas que nos apoyen en lugar de falsas amistades que solo buscan su propio beneficio.

Así, Lola vivió feliz y rodeada de amigos sinceros en el hermoso bosque que siempre será su hogar.

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