Lola y las hormiguitas laboriosas


En un hermoso jardín lleno de flores de colores brillantes y plantas verdes y frondosas, vivían tres hormiguitas llamadas Lucía, Daniel y Adriana.

Ellas eran conocidas por ser las más trabajadoras del lugar, siempre dedicadas a recolectar alimentos para su colonia y ayudar en todo lo que hiciera falta. Un día soleado, mientras buscaban semillas para llevar al hormiguero, se encontraron con una mariquita llamada Lola. Esta estaba triste porque no podía volar como sus amigas mariquitas.

Lucía, Daniel y Adriana se acercaron a ella para consolarla. "¿Qué te pasa, Lola? ¡Estás muy callada hoy!", preguntó Lucía con preocupación. "Es que me siento diferente a las demás mariquitas.

Ellas vuelan tan alto y yo apenas puedo levantar el vuelo", respondió Lola con tristeza en sus ojos. Las tres hormiguitas se miraron entre ellas y luego sonrieron a Lola. "No te preocupes, Lola.

Nosotras también somos diferentes a las demás hormiguitas, pero eso no nos impide ser felices y hacer cosas increíbles", dijo Daniel con determinación. "Exactamente. Cada uno tiene sus propias habilidades especiales que los hacen únicos. Lo importante es aprender a valorarnos tal como somos", agregó Adriana con cariño.

Lola miró a las tres amiguitas con admiración y les dio las gracias por hacerla sentir mejor. Juntas pasaron el día explorando el jardín, contándose historias divertidas y compartiendo sus sueños más grandes.

Al caer la noche, decidieron regresar al hormiguero llevando consigo una gran variedad de semillas para compartir con toda la colonia.

Al llegar allí, fueron recibidas con aplausos y alegría por parte de las demás hormiguitas que estaban sorprendidas por la cantidad de alimentos que habían conseguido recolectar en un solo día. Lucía, Daniel y Adriana explicaron cómo habían conocido a Lola e invitado a unirse a su aventura. Todos escucharon atentamente la historia y celebraron la valentía y bondad de las tres amiguitas trabajadoras.

Desde ese día en adelante, Lucía, Daniel, Adriana y Lola se convirtieron en inseparables amigos que demostraban que la verdadera grandeza reside en aceptarnos unos a otros tal como somos y apoyarnos mutuamente en cada paso del camino hacia nuestros sueños más anhelados.

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