Lola y Papá Pablo en skate


Lola era una niña curiosa y valiente, siempre dispuesta a probar cosas nuevas. Un día, Papá Pablo le propuso enseñarle a andar en skate. Lola se emocionó mucho, pero también estaba un poco asustada.

"¿Estás seguro, papá?", preguntó Lola con dudas. "Claro que sí, Lola. Te prometo que juntos lo vamos a lograr", respondió Pablo con una sonrisa. Así que se pusieron manos a la obra.

Papá Pablo le explicó a Lola cómo pararse sobre la tabla, cómo empujar con el pie para tomar impulso, y cómo doblar las rodillas para mantener el equilibrio. Al principio, Lola tropezaba y caía una y otra vez, pero nunca se dio por vencida.

Papá Pablo la alentaba, le decía que era normal caerse al principio, pero que lo importante era levantarse y seguir intentándolo. Con mucha práctica y determinación, Lola finalmente consiguió mantenerse de pie sobre el skate y dar sus primeras vueltas. Estaba radiante de felicidad.

A medida que pasaban los días, Lola se volvía más hábil en el skate. Papá Pablo y ella pasaban horas juntos en el parque, practicando trucos y disfrutando el aire libre. Aprendieron a trabajar en equipo, a superar los miedos y a celebrar los logros juntos.

La valentía y la perseverancia de Lola la ayudaron a convertirse en una experta skater. Papá Pablo se sentía muy orgulloso de su hija. Esta experiencia les enseñó que con esfuerzo y apoyo mutuo, cualquier desafío puede superarse.

Y así, juntos, Lola y Papá Pablo siguieron compartiendo momentos inolvidables sobre cuatro ruedas.

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