Lola y su lienzo de colores


Había una vez una nena llamada Lola, a quien le encantaba pintar. Desde que era muy chiquita, siempre tenía un lápiz o pincel en la mano y pasaba horas dibujando y coloreando en su cuaderno de arte.

Un día, mientras caminaba por el parque, Lola vio un concurso de pintura para niños. Se emocionó tanto que decidió participar. Sin embargo, al acercarse a la mesa de inscripción, escuchó a dos niñas burlándose de sus dibujos.

"Mira esa nena, ¿crees que pueda ganar con esos garabatos?" -dijo una de ellas riéndose. Lola se sintió triste y dudó si debería inscribirse en el concurso.

Pero luego recordó lo feliz que se sentía cuando pintaba y decidió no rendirse. El día del concurso llegó y Lola se esforzó al máximo para hacer su mejor obra. Mientras pintaba, ignoraba las miradas curiosas de los demás participantes y se concentraba en plasmar su creatividad en el lienzo.

Al finalizar el tiempo, todos los cuadros fueron exhibidos para que los jueces eligieran al ganador.

Las dos niñas que se habían burlado de Lola presentaron sus obras con orgullo, pero cuando llegó el turno de mostrar el cuadro de Lola, todos quedaron asombrados por la belleza y originalidad de su obra. Los jueces deliberaron por un largo rato hasta que finalmente anunciaron: "¡La ganadora del concurso es...

¡Lola!"La nena no podía creerlo; estaba tan feliz que sus ojos brillaban como estrellas. Las dos niñas que se habían burlado antes ahora la felicitaban sinceramente y le pedían consejos sobre cómo mejorar sus propias habilidades artísticas. Desde ese día, Lola siguió pintando con más pasión que nunca.

No solo había descubierto su talento, sino también aprendido una gran lección: nunca rendirse ante las críticas negativas y creer siempre en uno mismo.

Y así fue como la nena que le gustaba mucho pintar demostró al mundo entero que el arte puede ser un puente hacia la autoconfianza y la felicidad.

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