Lola y su valiente noche


Había una vez una pequeña ovejita llamada Lola. Era muy dulce y tierna, pero tenía un problema: no podía dormir por las noches porque tenía miedo.

Cada vez que llegaba la hora de ir a la cama, Lola se ponía nerviosa y su mente se llenaba de temores. Un día, Lola decidió hablar con su mamá sobre su dificultad para conciliar el sueño.

Su mamá, una oveja sabia y amorosa, escuchó atentamente a Lola y le dijo: "No te preocupes, mi pequeña. Juntos encontraremos una forma de ayudarte a superar tus miedos". Lola se sintió aliviada al saber que contaba con el apoyo de su mamá.

Esa noche, antes de irse a dormir, su mamá se acercó a ella y le dio un abrazo cálido y reconfortante. "-Sabes, querida Lola", dijo su mamá con ternura, "todos tenemos miedos en algún momento de nuestras vidas. Pero lo importante es aprender cómo enfrentarlos".

"-¿Cómo puedo hacer eso?" preguntó Lola con curiosidad. Su mamá sonrió y respondió: "-Podemos empezar imaginando que eres una valiente exploradora en busca del tesoro más preciado: tu tranquilidad para dormir".

Lola pensó durante unos segundos e imaginó ser esa intrépida aventurera que anhelaba encontrar la paz en sus sueños. Su madre continuó diciendo: "-Ahora cierra los ojos y visualiza un lugar hermoso donde te sientas segura y protegida".

Lola siguió las instrucciones de su madre y, poco a poco, se fue sumergiendo en su imaginación. Se vio a sí misma caminando por un prado verde y lleno de flores. A lo lejos, divisó un árbol majestuoso que parecía abrazar el cielo con sus ramas.

"-Ve hacia ese árbol, Lola", dijo su mamá con voz suave. "-Es tu refugio secreto donde encontrarás la calma que tanto necesitas". Lola caminó hacia el árbol y se sentó debajo de él.

Sintió cómo una brisa cálida acariciaba su rostro y se relajó al escuchar los sonidos suaves de la naturaleza. "-Aquí estás segura, mi amor", susurró su mamá. Con cada respiración profunda que tomaba, Lola sentía cómo sus miedos se iban desvaneciendo.

Poco a poco, comenzó a sentirse más tranquila y lista para dormir. Su mamá le dio un beso en la frente y le deseó dulces sueños.

A partir de esa noche, Lola continuó visitando su refugio secreto bajo el árbol todos los días antes de ir a dormir. Cada vez que sentía miedo, recordaba las palabras sabias de su mamá y visualizaba ese lugar especial donde encontraba paz.

Con el tiempo, Lola aprendió a controlar sus miedos gracias al poder de la imaginación y al apoyo incondicional de su madre. Ya no tenía dificultades para conciliar el sueño; ahora disfrutaba cada noche envuelta en dulces sueños mientras descansaba plenamente.

Y así termina esta historia llena de amor y valentía, donde una ovejita muy dulce encontró en su imaginación el camino hacia la tranquilidad y logró vencer sus miedos. Porque, como Lola aprendió, cuando tenemos alguien que nos ama y nos apoya, no hay nada que no podamos superar.

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