Lorenzo y su ídolo


Lorenzo era un niño curioso y lleno de energía que todos los días iba al jardín con mucha ilusión.

Un día, mientras caminaba hacia la puerta del jardín, se encontró con alguien muy especial: ¡Juan Román Riquelme! El famoso futbolista argentino lo saludó con una sonrisa y le dijo:- ¡Hola, amigo! ¿Cómo estás? Lorenzo no podía creerlo.

¡Estaba frente a su ídolo! Con los ojos brillantes de emoción, respondió tímidamente:- ¡Hola, Juan Román! Soy Lorenzo, ¿tú eres el gran Riquelme? El exjugador asintió con una amplia sonrisa y le dijo:- Sí, soy yo. ¿Te gustaría dar una vuelta juntos por el jardín? Lorenzo asintió emocionado y comenzaron a caminar entre las flores y árboles del hermoso lugar.

Mientras lo hacían, Riquelme le contaba historias sobre su infancia y cómo empezó a jugar al fútbol. - ¿Sabías que cuando era chico también me encantaba venir al parque a jugar? -le dijo Riquelme a Lorenzo.

El niño lo miraba atentamente, absorbiendo cada palabra del ídolo. De repente, escucharon risas provenientes de un grupo de niños que estaban jugando en el patio. - ¿Te gustaría unirte a ellos? -propuso Riquelme.

Lorenzo dudó por un momento, pero luego asintió con entusiasmo. Se acercaron al grupo de niños y pronto estaban corriendo y riendo todos juntos. Era como si la presencia de Riquelme hubiera traído magia al lugar.

Después de un rato de juego, Juan Román se sentó junto a Lorenzo en un banco y le dijo:- Recuerda siempre seguir tus sueños y trabajar duro para alcanzarlos. Tú puedes lograr todo lo que te propongas si pones dedicación y esfuerzo en ello.

Lorenzo escuchaba las palabras sabias del futbolista con atención. Sabía que aquellas palabras quedarían grabadas en su corazón para siempre. Al despedirse, Riquelme le regaló a Lorenzo una pelota autografiada y le dio un abrazo cálido antes de irse.

Desde aquel día mágico en el jardín, Lorenzo recordaría siempre la importancia de perseguir sus sueños con pasión y determinación. Y quién sabe...

tal vez algún día él también sería un ejemplo e inspiración para otros niños como Juan Román Riquelme lo fue para él.

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